quintaLa Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Todos los días se ve movimiento en la Casa Blanca de Blanca Alcalá, ubicada en el exclusivo fraccionamiento residencial La Misión.

No es un movimiento cualquiera, es el movimiento que antecede una mudanza.

Hombres y mujeres entran y salen de la residencia, ubicada en un terreno de 800 metros cuadrados, para dejarla habitada.

Las versiones que circulan entre ellos son rematadas con una frase corta, pero contundente: “La senadora ya se va a venir a vivir”.

Un reportaje de Arturo Rueda y el periódico Cambio en tiempos de las campañas políticas dejó en claro que la excandidata posee una casa “cuya construcción fue levantada a su gusto desde noviembre del año pasado, según el proyecto arquitectónico de su esposo, Eduardo Romero”.

El precio del terreno —revela el reportaje— “es de 6 millones 800 mil pesos, una vez que el precio comercial por metro cuadrado es de ocho mil 500 pesos. La construcción es de 700 metros cuadrados en dos plantas, por lo que el precio total de la residencia supera los 13 millones de pesos.

“Este inmueble no fue incorporado en la declaración 3de3 de la senadora con licencia, pese a que el proyecto lleva en construcción desde finales del 2015. (…) En entrevista con Ultra Noticias, la candidata reconoció la existencia del inmueble, pero ‘se hizo bolas’ al explicar la forma de adquirirlo, pues dijo que ‘el terreno es de una persona, y parte de la construcción es nuestra… seguramente me mudaré cuando acabe el proceso’.”

Y así será.

Blanca Alcalá no tendrá empacho en mudarse a su residencia —siempre al decir de los empleados del lugar— en las próximas semanas.
Como toda Casa Blanca, ésta también fue producto de un auténtico tráfico de influencias.

Rueda y Cambio aseguraron en otra parte de su amplio reportaje que “meses antes de que concluyera su trienio como alcaldesa, Urbanizadora y Pavimentadora Guraieb le obsequió a Blanca Alcalá Ruiz un terreno de 800 metros cuadrados en el fraccionamiento La Misión, en pago a los 29 contratos de obra pública que le otorgó con valor de 61 millones de pesos. (…) El empresario Gerardo Sanz Guraieb y sus socios transmitieron el predio a Marco Antonio Corona Mazatle, un prestanombres de Alcalá Ruiz que también aparece como su socio en Nacozari Gasolinera, por lo que la operación se ejecutó el 15 de octubre del 2010 de acuerdo con el testimonio de la Notaría Pública número 2 de Cholula que obra en poder de CAMBIO.

“Gerardo Sanz Guraieb, representante legal de Urbanizadora y Pavimentadora Guraieb, fue uno de los principales financieros de la campaña de Alcalá Ruiz a la Alcaldía en 2007, de acuerdo con un reporte publicado por el periodista Alejandro Mondragón en el portal Status”.

Hasta aquí la larga pero muy necesaria cita.

Sobra decir que los priistas poblanos no quieren saber nada de este tema.

Y más: no lo tienen en su agenda.

Hacen mal.

Y es que con la nueva renovación moral que vive el PRI, los corruptos que militan en este partido serán observados con lupa y, si es necesario, echados de sus filas.

Enrique Ochoa Reza, dirigente del CEN del PRI, ya puso el dedo en la llaga.

Y salió pus.

Mucha pus.

Perseguir a los priistas corruptos se ha vuelto el principal tema de su agenda, a contrapelo de los priistas poblanos, tan expertos en vivir en la opacidad.
Al interior de ese partido hay quien ya prepara un auténtico expediente de irregularidades en el que destaca, por encima de todos, la Casa Blanca de Blanca Alcalá.

Otros temas que ahí aparecen son la Célula de Mario Marín, las irregulares liberaciones de presos —promovidas por el hoy notario Valentín Meneses— y los desfalcos de Alfredo Arango en la Secretaría de Salud.

Ochoa Reza puso un ejemplo puntual de cómo quiere que se hagan las cosas en el PRI cuando presentó su 3de3.

Jorge Estefan Chidiac, dirigente estatal del expartidazo, tendrá que hacer lo mismo para no romper con esta nueva dinámica impulsada desde el CEN.

Por lo pronto, la duda que mata es una:

¿Qué hará Blanca Alcalá con su Casa Blanca?

Si se muda, generará aún más indignación y críticas.

El presidente Peña Nieto ya pidió perdón por su Casa Blanca en un polémico discurso.

¿Alcalá estará dispuesta a pedirle perdón a los poblanos?

¿Servirá de algo ese desplante si pese a toda hace su mudanza de La Calera a La Misión?

Las cosas en el PRI no son nada fáciles.

Por eso los priistas buscan desviar la atención del tema central de la renovación del partido.

Ochoa Reza y Peña Nieto lo tienen claro: o enfrentan la corrupción interna con acciones ejemplares o el PRI desaparecerá de la faz de la tierra como lo hicieron en su momento los dinosaurios.

Hay una sola sopa.

Que alguien les avise a los Giorgana y a los Armenta.

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