La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Poco a poco se va viendo el estilo de Enrique Ochoa Reza al frente del CEN del PRI.

Ahora que se reunió con los gobernadores de su partido, hizo a un lado acertadamente a tres de los que están siendo señalados como los más corruptos del país: los Duarte —de Veracruz y Chihuahua— y Borge, de Quintana Roo.

En el pasado reciente, Manlio Fabio Beltrones no sólo se reunía con ellos: los ponía de ejemplo ante los azorados militantes.

También, faltaba más, recibía a Mario Marín en las oficinas del CEN y, en corto, lo elogiaba.

Es claro que Ochoa Reza ha empezado haciendo bien las cosas al sacar de su agenda los apellidos Borge y Duarte.

Y, créalo el hipócrita lector, también eliminará el apellido Marín.

No está en sus planes recibirlo al estilo Beltrones: en lo oscurito, como amante furtiva, pecadora.

Menos aún en público.

Marín no es para Ochoa Reza un activo priista.

Tampoco su grupo.

El que llegue ante el dirigente nacional del PRI presumiendo credenciales marinistas no será recibido.

Se quedará en una antesala fría, solitaria, entre aullidos de lobos.

El día en que Ochoa Reza sea sorprendido practicando el estilo Beltrones marcará su destino y su suerte.

En otras palabras: tirará al vacío lo construido.

¿Cuántos marinistas habrá en Puebla después de las negativas que ha venido dando?

¿Alberto Jiménez Merino continuará montado en sus búfalos de agua y en el marinismo?

¿Su secretario particular le seguirá cargando las maletas?

¿Ana Teresa Aranda le seguirá agradeciendo tantos favores recibidos?

Descártelo el lector.

En la Puebla de hoy, ni Marín es marinista.

 

Una Escritora que no Sabe Escribir

Ana Teresa Aranda dijo en una entrevista por internet con jefes de prensa del PRI que tras su enésimo fracaso electoral se dedicará al “periodismo”.

Ufff.

Y más aún: “a la literatura”.

Las dudas matan:

¿Sabe leer y escribir la señora?

¿Conoce la o por lo redondo?

Sus cuentas de Twitter y de Facebook evidencian a una usuaria que no sabe usar ni tildes ni puntos ni comas.

¿Qué decir de su pobre redacción?

Si como política ha sido un fracaso absoluto, como escritora no se le augura éxito alguno.

Ya será para la otra.

 

Enrique Agüera y el Dolor Genuino

En los funerales de su madre, Enrique Agüera se veía consternado, dolido.

Los amigos que lo acompañaron a Valle de los Ángeles supieron entender ese dolor inmenso que hay cuando se pierde a una madre.

Una foto de doña Elmira iluminaba el velatorio.

El ex rector habló en corto con sus amigos de algunas anécdotas que pintaban de cuerpo entero a quien falleció la mañana del martes.

Nacida, como su esposo, en Gutiérrez Zamora, Veracruz, Poza Rica fue su siguiente estancia.

Tras la muerte prematura de su marido, doña Elmira fue como una madre para las hijas de Enrique que acababan de perder a su mamá.

Una vez en Puebla, ya no quiso cambiar de residencia.

Con todos sus recuerdos a cuestas dejó de existir cuando estaba por cumplir ochenta años.

Frágil, metido en un dolor genuino, su hijo Enrique la despidió en un acto generoso.

Descanse en paz doña Elmira.

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