La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

La ministra que liberó a Florence Cassez y salvó del infierno a Mario Marín Torres es la ex ministra que se convertirá —por designio de un Dios ciego— en una de las constituyentes de la Ciudad de México.

En efecto: Olga Sánchez Cordero entró al basurero de la historia gracias a sus dotes sobrenaturales de revivir cadáveres y liberar fantasmas.

El caso más notable de su triste paso por la Suprema Corte se dio cuando sacó a Marín de una situación jurídica complicadísima.

Cómo olvidarlo.

Vea el hipócrita lector:

Los operadores de Marín empezaron a cabildear con los ministros de la Corte en el contexto del caso Lydia Cacho, periodista de Quintana Roo a la que el entonces gobernador de Puebla humilló a punta de coscorrones y vejaciones.

La mitad de los ministros estaba en la bolsa de los operadores de Marín.

La otra mitad, no.

Mariano Azuela, presidente de la Suprema, vio con muy buenos ojos que a un lado de Ciudad Judicial el obsequioso gobernador construyera una zona para los magistrados y jueces federales.

En pleno caso Cacho-Marín, Azuela y otros ministros vinieron a inaugurar la sede y sólo tuvieron elogios para él.

Apoyándose en un bufete jurídico encabezado por Alonso Aguilar Zinser, el gobernador inició la guerra de las cifras en la Corte.

La ministra Olga Sánchez Cordero, que había venido siendo tan dura y tan congruente en sus votaciones, tiró el arpa a las doce menos quince y pasó a reconocer que el delito que Marín había cometido en contra de la periodista en realidad “no era tan grave”.

Ya sin la condena de la Corte, Marín se “reinventó” —eso dijo el PRIPack— y regresó a administrar un estado que lo repudiaba.

Doña Olga pasó a ser parte, faltaba menos, del basurero de la historia.

Hoy, gracias a Miguel Ángel Mancera, apocado Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, la ex ministra formará parte de la Asamblea que producirá la primera Constitución de la muy noble y leal.

 

Una Nube es una Nube es una Nube

Nvbola (se pronuncia “Núbola”) es una palabra que no existe, pero que tiene ecos de una palabra en italiano —nuvola— que significa “nube”.

La Nvbola de la que hablo es una escalera al cielo como las dos que construyó en Xilitla, San Luis Potosí, Edward James, un millonario inglés doblado de surrealista.

Las escaleras de James no conducen a ningún lado.

O sí: nos llevan a dos metáforas que los maravillados espectadores cotidianos saben traducir en cuanto están frente a ellas.

La Nvbola de la que hablo también está llena de metáforas y conduce a la nube más elevada del cielo.

Sus 198 metros es la parte visible, porque en sus cimientos hay —sorpréndase el lector— 33 metros.

Nvbola fue desarrollada por Blueicon, una empresa poblana con inversionistas nacionales.

 

“El complejo cuenta con zona comercial, oficinas, departamentos residenciales y áreas comunes que incluyen: una alberca semiolímpica, nightclub, sky bar, cancha de padel, karaoke, gym, club de negocios, helipuerto y áreas verdes, entre otros”, reza la publicidad.

Con sede en el Distrito Sonata, será la torre residencial más alta de México y será construida, además, en un tiempo récord: poco más de tres años.

Nvbola se pronuncia “Núbola” y es en esencia una Nuvola.

El juego de palabras lo dice todo.

 

El Caso Nopalucan

La diputada Patricia Leal Islas, presidenta de la Comisión Inspectora del Congreso local, está decidida a no dejar pasar nada irregular en los años que le quedan a esta legislatura.

El Caso Nopalucan, destapado por 24 Horas Puebla, seguramente encontrará en ella a una legisladora atenta y perspicaz que garantizará un análisis serio y profundo.

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