La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Una fecha mató al insaciable alcalde de Nopalucan de la Granja, el rey del nepotismo llamado Rogelio Roque Torres.

El 6 de julio de 2016, al decir de fuentes confiables, su voracidad fue liquidada por un fallo del Registro Agrario Nacional, que le dijo “no” a sus pretensiones de generarle un quebranto al ayuntamiento en aras de quedarse con cinco jugosas hectáreas localizadas en la zona de la planta Audi.

Unas pocas palabras condensan esta trama macabra:

El usurpador no cumplió con los requisitos de ley.

En consecuencia:

no se puede inscribir la enajenación que solicitó.

En otras palabras:

El asunto fue denegado.

Quiso, pero no pudo.

Se moría de ganas, pero lo pararon en seco.

En un país donde el que puede lo más puede lo menos, es de felicitarse que una dependencia del gobierno federal no haya cedido a las influencias de quien se siente el rey de su pueblo.

El alcalde de Nopalucan quería —en el mejor estilo del “Varguitas”, su álter ego— quebrantar un documento oficial y, en consecuencia, quebrantar la ley.

“Quebrantar” es uno de los verbos favoritos de algunos priistas en los casi cien años que los hemos tenido encima.

Es un hecho que la campaña anticorrupción, fundada y enterrada por Enrique Ochoa Reza, dirigente nacional del PRI, fue una golondrina en el verano de nuestro descontento.

Pese a los documentos que 24 Horas Puebla presentó a lo largo de la semana pasada, en los que se evidencia el cúmulo de trampas del alcalde, el Comité Directivo Estatal del PRI evadió hacer cualquier pronunciamiento.

Y es que, ya se ve, están muy ocupados pretendiendo revivir los “moches” en San Lázaro.

Volviendo al caso Nopalucan, Rogelio Roque Torres aún puede interponer un recurso de revisión ante el Registro Agrario Nacional.

La duda que mata es una:

¿Será capaz de hacerlo después del escándalo en el que estuvo involucrado?

Júrelo que sí.

Es un alcalde despiadado.

Y algo más:

Su partido lo protege.

 

El Retorno de Iván

Este día, por fin, Iván Mercado regresa a los medios poblanos a través de un noticiero matutino en Televisa Puebla.

Más allá de fobias y descalificaciones gratuitas, algo hay que reconocer:

Iván es un obsesionado de su oficio.

(Lleva años en los medios).

Esa obstinación lo ha llevado a donde está.

Lo único que quiere es hacer un noticiero que cubra las expectativas.

Recuerdo algunas de sus entrevistas en Radio Oro —donde rompió récord de estancia—: Duras, incisivas, a la cabeza.

Ver esa dinámica en la televisión local oxigenaría el ambiente.

Una voz confiable me lo aseguró:

“Iván no aspira a ningún cargo en Televisa Puebla. Llega a sumar. A fortalecer el equipo”.

El beneficio de la duda es lo menos que se le puede dar.

 

In Memoriam

Hace unas horas falleció mi tío Sandalio Mejía Huerta, hermano de mi papá.

Él fue el segundo Sandalio de la familia.

El tercer Sandalio —su hijo— desapareció en condiciones extrañas, en 2003, en el estado de Veracruz.

De hecho su nombre está incluido en la lista de los periodistas mexicanos desaparecidos.

Nadie dijo nada entonces porque no era políticamente correcto o porque las denuncias sobre las desapariciones de los periodistas no generaban el lucro político que hoy generan.

Hace unos veinte años también fue asesinado brutalmente otro hijo de mi tío Sandalio: Víctor.

Dos tipos enfermos —uno de los cuales ya está libre— lo mataron salvajemente en una cabaña de Huauchinango.

El suyo fue un crimen de odio.

Nadie tampoco dijo nada.

Nadie organizó una sola marcha de protesta.

Mi tío Sandalio tuvo que vivir muchos años con esa doble tragedia en la cabeza.

¿Cómo se le hace para aguantar tanto dolor?

Quizás por eso se retiró a sus habitaciones y dejó de tener contacto con la gente.

Sólo él sabe lo que llevaba dentro.

Su muerte fue finalmente una forma de liberarse de los fantasmas que lo acompañaron en los últimos años.

El silencio que lo cubrió —el mutismo absoluto— fue un traje que se puso para resistir hasta el final.

Hoy ya está muerto.

Muerto y desaparecido.

Tan muerto como su hijo Víctor.

Tan desaparecido como su hijo Sandalio.

Descanse en paz.

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