La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Resulta curioso que a unos días de que legalmente quede cerrado el periodo de instrucción en el Juzgado Primero de Distrito en Procesos Penales Federales  —donde está radicado el juicio que se sigue a cuatro ex funcionarios de la Comisión Nacional del Agua, acusados de diversos cargos de corrupción— surja de la nada una “espontánea” protesta sindical para pedir la destitución del actual Delegado, Germán Sierra

Sánchez, a quien le correspondió denunciar ante las instancias judiciales el cochinero que encontró cuando asumió el cargo como delegado en enero del 2013.

No hay plazo que no se cumpla —dicen los viejos columnistas—,  y la causa penal de los enjuiciados está llegando a su fin.

Cosas de la vida:  el viernes 30 de septiembre se le notificó la primera sentencia,  por cinco años de prisión, a la abogada Mónica González Carrasco, quien fungiera como Jefe de Proyectos en el departamento jurídico de la dependencia federal en el sexenio pasado.

Unos días después, el lunes 3 de octubre, el sindicato de la Semarnat tomó ilegalmente las oficinas de la Dirección Local de la CONAGUA-Puebla, alegando violaciones a los derechos laborales de los trabajadores.

Pura coincidencia, como verá el hipócrita lector.

Y una más: hasta  el momento de cerrar esta columna no se ha presentado por escrito ni un solo caso en  concreto para poder discutirlo y determinar si hay o no violaciones al Contrato Colectivo.

Por si fuera poco, este miércoles se descararon.

Y es que finalmente expresaron que su única petición es la renuncia del delegado Sierra, en aras de reivindicar los derechos laborales de sus agremiados.

El asunto está más claro que un día de verano en Querétaro: el ex delegado de la Conagua, Manuel Beristain Gómez, se está valiendo de los buenos oficios del corrupto y eterno líder sindical de la Semarnat, Mario González Maldonado, para tratar de

“tirar” al actual delegado, con la esperanza de que, si  llega un nuevo titular, éste pueda desistirse de la causa —o simplemente dejar de ”mover” el asunto hasta que se enfríe en su totalidad— y así tratar de llegar en lo oscurito a un arreglo con la justicia federal. Es decir: evitar ir a prisión a como dé lugar.

Esto, y no las reivindicaciones laborales,  es lo que está en juego en este momento: una intentona por deshacerse de Germán Sierra antes de que el destino los alcance.

Hay que decir que al margen de lo que ocurra con la suerte del actual delegado de Conagua, el juicio está tan avanzado que, antes de que termine el año, Manuel Beristaín Gómez y sus compinches (Héctor Rizo

López y Francisco Revilla Cerrillo), colaboradores de primer nivel durante su gestión —y responsables directos de graves hechos de corrupción—,  estarán sentenciados dentro de la causa penal  131/2015 del Juzgado Primero de Distrito, por el delito de uso indebido de atribuciones y facultades legales durante el tiempo que estuvieron en funciones.

Es cuanto.

 

La Basura, los Impuestos y la Mosca en un Estadio de Futbol

Los impuestos —como su nombre lo dice— son impuestos, no consensados.

Si fueran consensados se llamarían consensados y no impuestos.

Los impuestos no son populares porque a nadie le gusta pagarlos.

Son impopulares porque son un dolor de estómago o de rodilla.

No conozco a nadie que disfrute pagando impuestos.

No conozco a nadie que aplauda el alza de las gasolinas.

No conozco a nadie que celebre que se incremente el precio del boleto del transporte público.

Si no hubiera impuestos, los países detendrían su desarrollo.

Todos viviríamos en una ciudad de la casi mítica Edad Media.

Todos hablaríamos una lengua parecida a la de Babel.

Circularían caballos en lugar de autos.

(Caballos sedientos por la falta de agua).

La gasolina ya no existiría.

Tampoco el servicio de limpia.

Cerros y cerros de basura se acumularían a las puertas de las casas, en las cocinas, en los baños, debajo de las camas.

Lo natural es que haya impuestos e incrementos en el costo de los servicios.

Lo mejor es cuando ese incremento es tan mínimo que no lo resienten los bolsillos.

Es el caso de lo que la Comisión de Hacienda y Patrimonio del Cabildo de Puebla aprobó —como parte del proyecto de Ley de Ingresos 2017— en días pasados, y que se presentará para su aprobación en el Pleno el 14 de octubre.

Vean sus señorías:

Desde hace diez años la tarifa del servicio de limpia en el municipio permanece rezagada.

En otras palabras, lo que pagamos en Puebla es mucho más barato que lo que se paga en San Pedro Cholula, Querétaro y Monterrey.

La actualización de la tarifa de limpia que se prevé para 2017 será, aproximadamente, de 10 pesos al mes en las zonas residenciales, 6 pesos en las zonas medias y 3 pesos en las zonas populares.

Es una buena noticia que este incremento sea prácticamente imperceptible.

Tan imperceptible como el sonido de una mosca en un estadio de futbol.

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