El poblano que apenas el martes impuso la marca de 6 mil 500 abdominales en una hora, 24 minutos y 18 segundos, fusiona de manera notable la política, los negocios y el deporte

 

Por Humberto Pérez Rodríguez

Una taza de café en un conocido restaurante de la zona de Angelópolis abre la charla.

Veinticuatro horas después de haber impuesto la marca de 6 mil 500 abdominales en 84 minutos con 18 segundos, se sienta para platicar de la hazaña, una que espera –y confía– inscribir en el Libro Mundial de los Récord Guinness.

“Vino el notario público para mandar el registro a Guinness para que en tres meses sea récord; si ellos creen necesario repetirlo, lo repetiremos”, ríe, mientras comienza a recordar el momento justo cuando terminó la rutina.

“Te levantas mareado, estas hiperventilado, estás como en un éxtasis”, confiesa. “La respiración debe ser tenue, con poco aire en el estómago para que no te impida doblarte; estaba nervioso, mi familia igual, más cuando les dije que me iba a 500 abdominales más cuando en un principio eran 6 mil”, explica al tiempo de revelar que durante el ejercicio realizó cuatro abdominales en tres segundos.

Julián Haddad, empresario de origen libanés, ex regidor y ex director del Instituto Poblano del Deporte, comparte la aventura de haber registrado en una hora con 24 minutos y 18 segundos una sesión de 6 mil 500 abdominales.

“Llega un momento en el que no oyes nada, tienes espacios como si te perdieras, pero sigues mecánicamente; en los últimos 20 minutos aceleré para llegar a la meta en un tiempo determinado”, relata con taza en mano.

“Ahorita pienso descansar, no descansé hoy, hice 15 minutos de abdominales…”

 

—Pero el cuerpo pide tener actividad, ¿no?                                                                         —Cuando llevas una disciplina tan estricta, si no lo haces te sientes mal, es un compromiso contigo mismo, las metas están en la mente, si las vences en la mente, las vences en el cuerpo; tienes que pensar ‘sí lo voy a lograr, lo voy a hacer’.

Julián se relaja. Adopta una postura mucho más cómoda.

 

—¿Cómo es el día a día de Julián Haddad?                                                                             —Me levanto a las 4:00 horas, pongo mi café, antes, a las 3:30, checo mis correos; abro mis cortinas, mi señora ya se acostumbró (risas). Hago dos mil abdominales por día, 14 a la semana, me echo 30 minutos de abdominales. Corro en elíptica, 250 pasos por minuto; corro en el agua con guantes de resistencia, hago pesas con ejercicios psicomotrices, así todo el cuerpo se va fortaleciendo, es un complemento de todo.

Hace gestos, ademanes, mientras una mesera pregunta: “¿Van a ordenar?”; la plática fluye y no recibe respuesta alguna.

 

—Julián fue director del Instituto Poblano del Deporte en la administración de Mariano Piña Olaya…                                                                                                                               —Estuvimos cinco años dirigiendo el deporte, había mucho apoyo, estaba Raúl González como coordinador del deporte a nivel nacional. Hicimos una gran labor en Puebla, éramos el número uno a nivel nacional; me tocó armar todas las asociaciones que estaban olvidadas, muchas de las que puse siguen vigentes. Así es el deporte, tienes que actualizarlo y modernizarlo, estructurarlo.

 

—Para algunas administraciones la prioridad del hoy Instituto Poblano del Deporte ha sido el deporte masivo; para otras el alto rendimiento, ¿cómo armar un proyecto donde ambos aspectos tengan cabida con el mismo grado de importancia?                                                 —Lo que falta es volver a reorganizar a las asociaciones con sus respectivos programas; el deporte masivo es bueno porque te deja atletas corriendo toda la vida.

Y agrega: “El alto rendimiento tiene sus bemoles, hay que mandar todos los recursos a un congregado de personas a las que les sobren recursos para que los canalicen directamente; que los presidentes de asociaciones no quiten o pongan a un atleta de alto rendimiento por que tienen problemas. Que haya un gestor nacional para analizar todos los casos e incluir a las universidades para que manden a sus mejores atletas.

Por más de 30 minutos, Haddad centra la conversación en el aspecto deportivo.

“El deporte debe estar ligado a toda tu vida, a tu forma de ser, de pensar, te disciplina para que hagas bien las cosas, sea política, trabajo, sea a nivel profesional, en lo que tú elijas te disciplina mucho”, sostiene.

Toca el tema del presupuesto destinado a los programas y proyectos; lo considera como la manzana de la discordia.

“El recurso es el meollo del asunto, si éste está manejado por un empresario fortísimo que pueda hacer una fundación o una bolsa, se puede distribuir sin ser discrecional. Ahí está el problema, cuando se vuelve discrecional se pelean entre las asociaciones”, refiere.

Ahora habla de política.

Recuerda su paso como regidor en el trienio de Blanca Alcalá Ruiz como alcaldesa.

Relata cuando fue nombrado enlace metropolitano en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

 

—Fue regidor y tuvo un cargo al interior del PRI.                                                                 —Ser regidor fue una de las posiciones políticas más increíbles, tienes contacto con la gente, hay un contacto extremo, debes ser un buen funcionario, servicial, escuchar a la gente, eso es lo más importante. Quedé satisfecho, me la pase muy bien, es una satisfacción personal. Fui coordinador metropolitano, hice muchas cosas, pero hay un momento en el que dices ‘Ya’, cuando eres como soy yo, cuando te entregas en cuerpo y alma y ves que no es así del otro lado, te retiras.

 

—¿La política es ingrata?                                                                                                     —Es política, dale la perspectiva que quieras.

Sin embargo, prefiere hablar del nombramiento que recibió este mismo año, cuando fue designado líder municipal del Partido  Nueva Alianza (Panal).

 

—¿Cómo es Julián Haddad como persona?                                                                           —Con muchos defectos, la única virtud es mi tenacidad y mi actitud para hacer las cosas, debes mostrar humildad en todas las áreas donde estés, servir con sencillez, a veces la lealtad no te deja rendimientos, pero no importa, no puedo cambiar mi esencia.

 

—Y como empresario…                                                                                                       —Es como en todo, nos tocaron épocas difíciles. El contrabando acabó con la industria textilera, había que buscarle otra línea y lo hicimos; el empresario deja de ser empresario cuando muere, es como el político.

La plática está a punto de terminar.

Las tazas de café sobre la mesa lucen medio vacías, o medio llenas, depende de “la perspectiva que uno quiera”.

Antes de levantarse y dirigirse a otra mesa para reunirse con un amigo, Julián Haddad rescata dos aspectos para triunfar: la sencillez y la humildad.

“Mientras no uses esas bases, no podrás trascender; si las tienes te abrirán las puertas. El punto es nunca cambiar y ser siempre el mismo”, externa el empresario textilero.

La clave para trascender es, también, ser tenaz –como él se define– en todo momento.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *