La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Aunque César Yáñez, vocero de Andrés Manuel López Obrador, ya dijo que él no negocia con el poder ni con nada que se le parezca, las grabaciones telefónicas difundidas por El Universal son brutalmente claras.

De hecho, cualquier escucha de las mismas se da cuenta de que está frente a un vulgar asunto de “favores” políticos.

Y en esa red de “favores hay dos personajes, además de Yáñez: López Obrador y el senador —demócrata exacerbado— Manuel Bartlett.

La historia es sencilla:

Yáñez habla con funcionarios cercanos al fiscal Víctor Carrancá para que intervengan y dejen en libertad a su novia Dulce Silva, quien está metida en la trama de dos ejemplares ciudadanos acusados de defraudar a cientos de poblanos que creyeron en ellos: Leonardo y Edmundo Tiro Moranchel.

Esa colusión llevó a la pareja de Yáñez a la cárcel desde hace varios meses.

El día que la aprehenden, el vocero de AMLO habla por teléfono a la Fiscalía General.

¿Qué busca?

Hablar con Carrancá, a quien ya le había mandado un mensaje a través de un tercero.

¿Qué quiere?

Todas las facilidades para que su novia sea liberada.

Incluso le da a Rodolfo Alducin el nombre del comandante que la detuvo —Rafael Cortés Medina.

He aquí unos párrafos de la conversación:

“Yañez: Yo ya había hablado con él (Víctor Carrancá) de un asunto a través de una amigo en común, y quería avisar que hace unos minutos detuvieron a Dulce Silva, que es mi mujer, y la tiene el comandante Rafael Cortés Medina, director de Asuntos Metropolitanos, y quería hablar con Víctor (Carrancá) al respecto. Tenemos unos asuntos pendientes.

“Alducin: ¿La detuvieron no sabes por qué razón?

“Yañez: Es que no sé. La detuvieron hace unos minutos. Le quería pedir su intervención. (…) Espero tu llamada o la de Víctor (Carrancá). Lo que menos quiero es tener a mi novia ahí en ese asunto”.

Hasta aquí la primera llamada.

Que el vocero de López Obrador busque a un fiscal para que intervenga tiene una traducción:

Tráfico de influencias.

Eso queda muy claro en la segunda llamada:

“Yáñez: ¿Cómo le fue?

“Abogado: De maravilla. Mi jefe (Manuel Bartlett) le dijo a su cuate Diódoro (Carrasco, secretario General de Gobierno del estado de Puebla). Diódoro es un político de muchos años y él sabe que esa llamada de Bartlett nunca hubiera hecho sino por el jefe tuyo (López Obrador), no la hubiera hecho nunca. Entonces ahorita es la gran oportunidad de ellos para decir, bueno, aprovéchate de la amistad que tienes con Manuel, bueno con don Manuel (López Obrador, según la interpretación de El Universal), para que no lo esté puteando. Porque si a alguien le importa que don Manuel (Bartlett) no los madree pues es a la gente de acá. Y un cambio de fichas yo creo que está poca madre. Quedaron de hablarme. (…) (Yo le dije a Bartlett) que está a toda madre, porque van a cambiar una ficha pendeja porque usted no les raje la madre. ¡Pues a toda madre! (…) Hay que darle las gracias a nuestro amigo (López Obrador). Su amigo.

“Yáñez: Ya. Desde ayer.

“Abogado: ¿Ya le dio usted las gracias? Es que me dijo don Manuel (Bartlett): ‘Ya le avisé a mi amigo (López Obrador) que ya está atendido el asunto, que esa joven (Dulce Silva) está en buenas manos y que se despreocupe’.

“Yáñez: Ya hasta me regañó (López Obrador). Me dijo que por qué no le había dicho antes”.

Hasta aquí la segunda llamada.

Es claro, clarísimo, lo que quiere Bartlett a instancias de López Obrador: cambiar una ficha por otra: una “ficha pendeja” por una ficha ignoramos de qué característica.

Es decir: AMLO estaba enterado de algo que en público vomita: el tráfico de influencias.

La grabación es reveladora:

El senador Bartlett se presentó con su amigo Diódoro puntualizándole que quien pedía el favor de que dejaran libre a la novia de su vocero era nada menos que el paladín de la democracia mexicana en los últimos años.

El mismísimo que está en contra de la Mafia del Poder.

El que no hace acuerdos en lo oscurito.

La historia, por cierto, tiene más hebras y lleva a un periodista poblano.

Faltaba más, pero faltaba menos.

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