La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

En el Senado de la República se discutían las reformas a la Ley General contra la Trata de Personas.
La transmisión del muy mediocre Canal del Congreso transcurría sin alteraciones.

De pronto, dos voces en off captaron la atención de los quince televidentes.

—¿Y vamos a hablar de trata como usuarios?— dijo la voz de un senador.
—Sí, como usuarios, jijiji —respondió otro senador.
—Ah, chinga, yo tengo derechos también, pero no como víctima, jajajajaja —reclamó el primero.

Los dos alegres compadres fueron exhibidos por organizaciones serias que luchan contra la trata de personas.

Sus nombres: Fernando Mayans y Luis Sánchez, senadores del PRD.

Este último es viejo conocido de los poblanos, pues en la elección local de 2016 estuvo en Puebla coordinando la campaña de Roxana Luna Porquillo a la gubernatura.

Es el mismo que lucró con una inspección de trámite de la Policía Ministerial convirtiéndola en un ridículo intento de amedrentamiento en contra de su candidata, quien disputó con la “independiente” Ana Teresa Aranda el último lugar en la contienda.

Cuando los hechos quedaron claros, el senador Luis Sánchez no ofreció la mínima disculpa.

Hoy, luego de haber sido exhibido en todos los medios, sí lo hizo.

Y salió con una disculpa habitual en estos casos: “Fue una broma”.

A los activistas que están en contra de la trata y de los crímenes que se cometen en ese ámbito no les cayó en gracia la bromita de los alegres compadres.

Sobre todo porque provienen de un partido que alguna vez fue de izquierda y hoy es coto de poder de los Sánchez y los Bautista —Héctor Bautista, protector absoluto de Luna Porquillo y dirigente nacional de ADN.

Estos personajes son los nuevos caciques del PRD y pretenden apoderarse de lo que queda.
Son también, faltaba más, empleados a sueldo del gobernador priista Eruviel Ávila.

Con esas influencias andan por la vida apoyando movimientos que generan dinero y poder político.

Mientras su ex coordinador de campaña se declaraba “usuario” de la trata de personas (es decir: cliente activo de las mujeres que son sometidas a la explotación sexual), la ex candidata encabezaba actos en contra de la violencia de género.

Sobre esa contradicción le pregunté a Roxana Luna a través de su cuenta de Twitter.

No dijo nada.

Guardó un silencio infamante: el silencio de los cómplices que saben demasiado y que prefieren callar.

Hasta un niño de 6 años sabe que las mafias que lucran con la trata de personas son las culpables de los miles de crímenes y desapariciones que se dan en todo el país.

Roxana Luna pidió en su campaña que en Puebla se diera la alerta de género.

Hoy se ha quedado muda ante las expresiones deleznables de uno de sus protectores.

¿Con qué cara hablara de la violencia de género la próxima vez?

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *