La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Tanta prisa tiene Margarita Zavala de Calderón de deshacerse de los 49 niños quemados en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, que miente sin recato alguno.

En su libro “Margarita. Mi historia” le da un carpetazo al caso a través de medias verdades que terminan siendo mentiras absolutas por venir de quien vienen: la esposa del entonces presidente de México y la prima de la concesionaria principal.

Cuando toca el tema lo hace con una primera aclaración que busca salvar a los responsables: “(el incendio) no ocurrió con la intención de ocasionar una tragedia”.

Luego se lava la cara: “Respecto de esa tragedia se hizo en mi contra una acusación de tráfico de influencias que soy incapaz de haber cometido”.

Y viene la primera media verdad o media mentira: “La concesión (de la guardería a su pariente) había sido otorgada años antes de que Felipe (Calderón) fuera presidente”.

Gracias a otro libro también de reciente aparición —La ira de México, editorial Debate—, nos enteramos de que la renovación del contrato ocurrió cuando Calderón y su mujer tenían 29 días viviendo en Los Pinos.

De hecho fue el ya fallecido Juan Molinar Horcasitas, a la sazón director general del IMSS, quien otorgó dicha renovación.

Ese pequeño punto lo omite doña Margarita.

(Gracias a una muy puntual crónica de Diego Enrique Osorno es como viene a colación).

El parentesco con la concesionaria también busca difuminarlo.

Llega un momento en que alguien le pregunta —ya en el contexto de la tragedia— si conoce a “fulana de tal”.

(En su libro jamás menciona el nombre de Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella. Nótese que Margarita Zavala tiene como apellido materno “Gómez del Campo”).

La respuesta es esquiva: “No, no la conozco, pero su papá es primo de mi mamá”.

Nueva pregunta: “Qué parentesco tienes con ella”.

Nueva respuesta evasiva: “Es mi pariente colateral en sexto grado”.

Como nadie entendía lo que quería decir tuvo que aceptar algo: “Compartimos bisabuelo”.

Así como dijo una media mentira para evadir la renovación de la concesión a su “pariente colateral en sexto grado”, Margarita Zavala Gómez del Campo, prima de la responsable, también balbucea cuando afirma que por decisión presidencial hubo justicia en este caso.

Y hasta presume que el esposo de su prima está en la cárcel.

Faltaba menos.

Una sensación muy distinta tuvieron los infelices padres de las 49 víctimas infantiles.

Diego Enrique Osorno dice en “La ira de México” que el 30 de abril de 2010 el presidente Calderón recibió a los padres que perdieron a sus hijos en el incendio de la guardería ABC “pero que no formaban parte del Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de junio”.

Al término de la cita, recuerda Osorno, “no se hizo el anuncio de compromiso para impartir justicia. (…) Lo único que hubo fue una fotografía del mandatario con los familiares de los niños”.

Los padres que forman parte del movimiento estaban ese día en la Suprema Corte, donde el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea los había convocado.

Cuando se enteraron de la reunión (semiclandestina) con el presidente Calderón, los padres enfurecieron.

Abraham Fraijo escribió en su cuenta de Twitter: “Qué pena por las familias que se prestan a ser objeto de burla por parte del presidente”.

Otro padre indignado, Julio César Márquez, también tuiteó: “Jamás vuelvo a llamarlo presidente. ¿No le da vergüenza? Ha acabado usted con la poca fe de muchos mexicanos escudándose en su cobardía”.

Algo es claro: los fantasmas de esos 49 niños que murieron en el incendio se le seguirán apareciendo a Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderón pese a que con su libro pretende cerrar el expediente.

Y con esa cara dura quiere ser presidenta de México.

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