La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Las redes sociales nacieron como una alternativa a los medios de comunicación tradicionales.

Sus primeros promotores aseguraron que, ante la manipulación de la realidad que hacían cotidianamente las más poderosas televisoras, las redes ofrecían una opción inteligente y ciudadana.

Eso nos dijeron.

Hoy, sin embargo, nos encontramos con una situación distinta: la basura, la miseria humana, ha infiltrado las redes sociales.

Todos los días aparecen todo tipo de hashtags: desde los que surgen de manera natural ante siniestros, muertes o dimisiones de personajes famosos, hasta los inducidos por grupos o comunidades.

Entre estos últimos destaca una especie de cofradía que logra convertir en trending topic —o tema del momento— las etiquetas más repulsivas.

Un ejemplo ocurrió el viernes pasado, día en que arrancó el Teletón de Televisa.

El hashtag  “#LosDiscapacitadosSonIdiotas” pronto se volvió TT impulsado por la citada cofradía.

Uno de los miembros más conspicuos es una supuesta joven de unos veinte años de edad que arrea a sus muy numerosos seguidores en Twitter para convertir en tendencia las ideas más repugnantes.

Los comentarios en contra de los discapacitados se multiplicaron y dieron lugar a otro hashtag: “#LosDiscapacitadosMeDanAsco”.

Revisando el time line de esta inocente joven —en su avatar aparecía la fotografía de una chica dulce y tierna— me encontré con otras lindezas.

Vea el hipócrita lector:

#Las MadresSolterasSonPutas, #LosMexicanosSon Violadores, #HazPatriaMataAUnaPuta, etcétera.

Cuando alguna de estas etiquetas se convertía en tendencia destapaban las botellas de champaña y sobrevenían las felicitaciones.

En manos de esta cofradía —es evidente que hay muchas más— descansan una buena parte del estado de ánimo de las redes sociales y de los temas que terminan metidos en nuestras mesas y conversaciones.

Un fuerte tufo fascista —sobra decirlo— ha terminado por infectar las redes.

El caso más reciente tiene que ver con la senadora Ana Gabriela Guevara, quien al parecer fue golpeada por dos tipos que no toleraron que se saltara la fila en una caseta de peaje y la golpearon brutalmente.

Los comentarios agresivos en su contra surgieron como espuma.

Burlas, memes, alusiones a su sensualidad, todo de pronto infectó la tendencia que originalmente era de apoyo a la ex corredora.

Todavía hay quienes se sorprenden de la ruindad de algunos tuiteros, quienes, por cierto, recurren a los avatares más siniestros para evidenciar su maldad.

Entre más asqueroso sea el avatar más seguidores tendrá.

Entre más homofóbicos o racistas sean sus tuits más éxito conseguirán.

¿Qué sigue?

¿Un ataque organizado en las redes en contra de algún edificio emblemático?

Lacan lo decía puntualmente: “La verdad tiene estructura de ficción”.

A eso hemos llegado.

Para unos es asqueroso, para otros es divertido.

Para quien esto escribe es delirante.

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