La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

Una fuerte versión circula en los lavaderos de la política:

Fernando Manzanilla habría operado para que David Villa Issa fuese exonerado del procedimiento administrativo de determinación de responsabilidades instrumentado por la Contraloría estatal en tiempos de Patricia Leal Islas, primero, y de Alejandro Torres Palmer, después.

Todo esto en el sexenio de Rafael Moreno Valle.

Un día después de que Francisco Castillo Montemayor fue ingresado al Cereso de San Miguel —según lo consignó el columnista Carlos Gómez—, Villa Issa se amparó en contra de una eventual orden de aprehensión.

En ese contexto, como lo reveló el columnista Alejandro Mondragón, nuestro personaje logró evitar —gracias a un amparo otorgado por el Poder Judicial de la Federación— una inhabilitación por 12 años, la “restitución del daño causado al erario estatal por el equivalente a $37,376,379.99 (treinta y siete millones trescientos setenta y seis mil trescientos setenta y nueve pesos, noventa y nueve centavos, moneda nacional)” y una sanción económica “por un año y medio del salario que percibió en la anualidad que se cometió el ilícito”.

El propio Mondragón señaló que, pese al amparo federal, la Contraloría buscó aplicarle las sanciones.

En ese callejón sin salida, y una vez concluido el sexenio de Moreno Valle, apareció —al decir de fuentes confiables que pidieron la gracia del anonimato—el mismísimo Fernando Manzanilla para operar, con éxito, en favor de David Villa Issa.

Cosas de la vida (1): Ambos personajes fueron en su tiempo Don Dinero.

Es decir: subsecretarios de Egresos de la Secretaría de Finanzas.

Cosas de la vida (2): Llama la atención —de confirmarse esta versión— que un simpatizante de López Obrador salga en defensa de un ex funcionario de Mario Marín.

No hay que olvidar que desde Morena hay quienes ven con lupas y catalejos los movimientos de Manzanilla, quien, al decir del líder estatal del partido de AMLO, simplemente no es confiable.

 

Bartlett, Buendía y Excélsior

Este martes, en el Senado de la República, el demócrata Manuel Bartlett, enemigo jurado de la libertad de prensa, elogió el trabajo de Excélsior durante el homenaje que él y sus homólogos rindieron al diario que está cumpliendo cien años de circular ininterrumpidamente.

Más allá de la risa loca que provocó en un buen número de periodistas su discurso, un locutor de Grupo Imagen —al que pertenece el diario que dirige Pascal Beltrán del Río— compartió su indignación en los micrófonos del noticiero radiofónico vespertino.

Su nombre: Francisco Zea.

Vea el hipócrita lo que dijo —palabras más, palabras menos:

“Resulta francamente indignante ver cómo alguien al que le adjudican el asesinato del periodista Manuel Buendía, que escribía en Excélsior, habló de este diario de la forma en que habló el senador Manuel Bartlett. Es un cínico. No tiene escrúpulos. Muchos de los que lo escuchamos en el Senado nos indignamos”.

Pobre Bartlett: todas las noches, inevitablemente, el fantasma de Manuel Buendía le jala las patas esté donde esté.

La memoria colectiva de este país vivirá para recordarle que tiene su ropero hecho un chiquero.

 

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