Ante la pregunta expresa sobre si le preocupa ser inhabilitado, como Eduardo Rivera por presunta malversación de recursos, señala que ha sido perseguido por el gobierno desde 2003

Staff 24 Horas Puebla

José Juan Espinosa Torres lo hizo de nuevo.

A su largo historial de presuntas extorsiones, agresiones a políticos y periodistas, ocultamiento de su riqueza, su constante cambio de partidos políticos (conocido en el argot político como chapulinazo) y traiciones, el alcalde de San Pedro Cholula enfocó ahora sus baterías en contra del diputado federal del PAN Eukid Castañón Herrera.

¿La razón? Responsabilizarlo, sin pruebas de por medio más que sus dichos, de una persecución política que derivaría en una inhabilitación al cargo vía el Congreso del estado.

En una entrevista que concedió al programa Destrozando la Noticia, conducido por Enrique Núñez, director del periódico Intolerancia Diario; Fernando Maldonado, director del portal Parabólica en Red, y la reportera Leticia Torres, el edil enfocó sus baterías contra el legislador poblano.

Y todo surgió con una pregunta:

—¿Lo que sucedió hoy (miércoles) con Eduardo Rivera (que fue inhabilitado por 12 años y sancionado con 25 millones de pesos por la Comisión Inspectora del Congreso del Estado) te da pie a tener preocupación de que te pueda pasar a ti?, preguntó Leticia Torres, quien además es esposa del director de Gobierno y Desarrollo Social de San Pedro Cholula, Luis Alberto Arriaga Lila.

José Juan Espinosa, camisa blanca desfajada y dueño de sí mismo, aprovechó para lanzar el dardo de su nueva víctima.

“Mira, el que nada debe nada teme. Lo van a querer hacer, lo quisieron hacer hace muchos años, cuando compito por mi primer proceso electoral en 2003, después de haber sido candidato, me llega una inhabilitación cuando Eukid Castañón estaba como encargado de despacho de Sedecap, en los tiempos de Héctor Jiménez y Meneses. Ese modus operandi es la mente perversa de Eukid Castañón y es lamentable que hoy teniendo un nuevo gobierno no se sacudan ese tipo de conductas antidemocráticas, prácticas que han venido haciendo desde que la Sedecap, lo que anteriormente era la Contraloría del Estado, era operada por Eukid Castañón”.

Una historia muy negra

Cuando uno se adentra al historial político de José Juan Espinosa puede comprobar que su carrera está basada en escándalos, agresiones y denuncias.

El hoy alcalde comenzó sus pininos en la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social, en ese entonces comandada por Rafael Moreno Valle. Orgulloso de estar cerca del poder, presumía su cercanía con el poderoso funcionario de la administración de Melquiades Morales Flores.

Pero la emoción duró poco: José Juan decidió traicionar al morenovallismo para adherirse al partido Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano, en donde encontró en Dante Delgado Ranauro, dirigente nacional, a un mentor y padrino político.

La incipiente carrera del cholulteca dio un giro de 180 grados. Fue ungido como líder estatal del partido y, a la par, diputado local por la vía plurinominal en 2003. Hoy se sabe, gracias a una investigación del periodista Alejandro Mondragón, que para acceder a la curul tuvo que interceder a su favor el priista Mario Marín Torres, pues enfrentaba una inhabilitación de dos años por el supuesto robo de una computadora y el uso indebido de telefonía celular.

La intervención del ex gobernador fue crucial para que el expediente 16/2003 de la Secretaría de Control y Desarrollo de la Administración Pública (Sedecap) quedará sin efecto. En otras palabras: Mario Marín hizo diputado a José Juan Espinosa, quien agradeció la intervención a los pocos años.

En plena tribuna, un 15 de enero de 2007, el legislador de Convergencia salió a la defensa del gobernador, quien se encontraba hundido en el escarnio nacional por el Lydiagate.

“Señor gobernador, en Convergencia confiamos en que usted es el primer interesado en que se resuelva este asunto que, a todas luces ha quedado demostrado, puede ser manipulable”, sostuvo.

Pero hubo otros actos que caracterizaron el paso de Espinosa Torres por la LVI Legislatura local: retar a golpes a un periodista y a uno de sus compañeros legisladores, así como plagiar una iniciativa de ley de Sinaloa.

Por el primer caso fue conocido como el diputado bragueta. El error cometido por el comunicador del periódico Síntesis, fue criticar la actividad de Espinosa Torres. En pleno patio central del Congreso local, el Niño Naranja, mote con el cual fue bautizado, retó al columnista a solucionar sus diferencias como hombrecitos y le propinó varias palmadas en el pecho.

“Te voy a recomendar que no me andes cuidando la bragueta, cabrón”, fue la frase que hizo famoso al legislador.

Pero eso no fue todo. La belicosidad del cholulteca también llegó al presidente de la Gran Comisión del Congreso del estado, Pericles Olivares Flores. En una ocasión, con un discurso mordaz y crítico contra los priistas, José Juan Espinosa no aguantó que el líder de la cámara le revirara si las denuncias hechas incluían a su esposa, la también legisladora del PRI, Nancy de la Sierra. En respuesta, en el estacionamiento del recinto, el convergente retó a golpes a su homólogo tricolor.

JJ, rueda de prensa

Extorsiones y negocios

El paso de José Juan Espinosa por la dirigencia estatal de Convergencia también estuvo plagada de escándalos. Por ejemplo, el 2 de abril del 2005, Alfonso Mateo Morales, edil de San Andrés Calpan, decidió presentar una constancia de hechos ante la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ) por un presunto caso de extorsión: el líder exigía una cuota de 30 mil pesos a cambio de ofrecer protección al alcalde.

Seis años después, una nueva denuncia apareció en el expediente de José Juan. La alcaldesa de San Pedro Cholula, Dolores Parra Jiménez, presentó una querella por extorsión (251/2011) en la Fiscalía Anticorrupción de la hoy extinta PGJ. El asunto: en unas grabaciones difundidas en medios de comunicación, el líder naranja solicitaba obras con costos mayores a nueve millones de pesos por las cuales, a cambio, le otorgaría una comisión del 25% por cada una.

En el ínterin de ambos escándalos, aparecieron otras denuncias. El portal Sexenio Puebla documentó que en abril de 2011, Espinosa Torres se habría valido de su puesto como dirigente para realizar autocompras. “Adquirió llantas y envió a mantenimiento a un lote de autos a una empresa de su propiedad (Llantera San Francisco, ubicada en San Pedro Cholula), transacción por la cual obtuvo más de 96 mil pesos”, refiere la publicación.

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El chapulinazo de oro y peleas con funcionarios

El líder de Convergencia sumó, como principal fortaleza, el cobijo de Dante Delgado, con quien impulsó una alianza para que PAN, PRD, Nueva Alianza y Convergencia fueran a favor de Rafael Moreno Valle, quien en 2010 puso fin a más de 80 años de gobiernos priistas en Puebla. En otras palabras: el Niño Naranja había dejado a un lado a Mario Marín Torres para saltar a otro grupo.

La relación de José Juan con los morenovallistas era estrecha y consolidada. Pero una vez en el poder, el cholulteca dio un giro de 180 grados y se volvió el primer crítico de la administración estatal, a la que le reprochaba todo y le solapaba algunas cosas, por ejemplo, la decisión de reformar la Ley de Agua del Estado de Puebla que permitió otorgar la concesión de los servicios de agua potable y alcantarillado a un particular. El todavía Niño Naranja votó a favor de la enmienda.

Pese a las críticas y oposición, en 2013 José Juan Espinosa fue el abanderado de la coalición Puebla Avanza (PAN, Compromiso por Puebla, PRD, Nueva Alianza y Movimiento Ciudadano) para presidente municipal de San Pedro Cholula. Y obtuvo el triunfo gracias al apoyo del morenovallismo.

Desde ese cargo, José Juan Espinosa se olvidó del apoyo recibido y elevó las críticas contra la administración de Rafael Moreno Valle e incluso respaldó a aquellos grupos opositores y disidentes del gobierno del estado, como el Frente contra Represión en Puebla, la UPVA 28 de Octubre, Ana Teresa Aranda Orozco, entre otros.

Tras más de una década de usufructuar las siglas del partido naranja, José Juan Espinosa decidió romper con su mentor Dante Delgado. Abandonó el partido, sacó toda su estructura estatal y recursos y los puso a disposición de un nuevo mecenas: Ricardo Monreal Ávila, uno de los hombres más cercanos a Andrés Manuel López Obrador, quien operó políticamente para que fuera registrado como militante de Morena, lo cual generó un amplio rechazo de la base seguidora del tabasqueño en Puebla.

Su ingreso, además, generó una confrontación directa con el diputado federal Rodrigo Abdala Dartigues y el ex gobernador Manuel Bartlett Díaz, quienes controlaban casi toda la estructura de Morena en Puebla.

Las diferencias arreciaron, pero los involucrados fueron llamados a mantener una civilidad al menos pública, pero por debajo de la mesa continuaron los ataques y descalificaciones.

Ya montado como aspirante a la gubernatura por Morena, José Juan se apoderó de un tema fundamental del partido: la defensa del agua como servicio público. Aprovechó la reforma al artículo 12, párrafo sexto, de la Constitución Política de Puebla, que elevaba el acceso al vital líquido como un derecho, para asegurar que detrás había una intención privatizadora.

El munícipe alentó a diferentes municipios para que lo apoyaran en la presentación de una controversia constitucional contra esa reforma. Lo que el edil no esperaba era que Julián Peña Hidalgo, el único legislador local de Morena, desmintiera públicamente la postura de su compañero de partido.

Pese a esa situación, José Juan Espinosa arreció su activismo al interior del estado.

El golpe más duro que el munícipe recibió fue la rebelión de la mayoría de los regidores del Cabildo, quienes denunciaron que nunca respaldaron la controversia constitucional y reprobaron el lucro que Espinosa Torres realizaba con el agua para promoverse como aspirante a la gubernatura.

Por si fuera poco, el edil sampetrino también se confrontó con el jefe de la Oficina del Gobernador y vocero del gobierno del estado, Javier Lozano Alarcón, a quien incluso increpó en las instalaciones de una empresa televisiva para exigirle que recibiera un documento donde se quejaba de la inexistente privatización del agua que traía la reforma al artículo 12.

En la persecución, Javier Lozano subió a su camioneta pero el edil intentó entregarle el documento a la fuerza. En los videos que circulan sobre el suceso, se alcanza a escuchar cómo José Juan grita “¡Ay, mi mano!”, lo cual fue viralizado en redes sociales de una manera irónica que dio lugar a la creación de varios memes.

Esa no fue la única confrontación con un funcionario. Espinosa Torres presentó también una denuncia penal por el delito de amenazas en contra del entonces subsecretario de la Secretaría General de Gobierno, Luis Arturo Cornejo Alatorre, quien supuestamente le pidió mantenerse callado y no hacer pronunciamientos públicos. La querella no procedió.

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Breve recuento periodístico

El pasado 2 de marzo, esta casa editorial inició una serie de reportajes sobre el controvertido edil de San Pedro; entre éstos destacan desde la millonaria suma otorgada a empresas fantasma para construir obra pública, hasta la maquiavélica adquisición de bienes a través de familiares, pasando por el conflicto con el subdirector de 24 Horas Puebla

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