La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía

 

Qué lejos está México de España.

Y eso que el país de Cervantes no goza de una buena salud en materia judicial.

Y eso que sus líderes políticos solapan todo tipo de corruptelas.

Vea el hipócrita lector:

En el contexto de la Operación Lezo, Esperanza Aguirre —la Josefina Vázquez Mota exitosa del Partido Popular— renunció a ser concejal del ayuntamiento de Madrid porque uno de sus protegidos —Ignacio González— fue llevado a la cárcel por diversos delitos.

Es la tercera vez que renuncia a sus cargos.

Y siempre por los mismos motivos:

Porque sus protegidos le salieron “ranas”.

(Rana: ratero: caco: chorizo: mangante).

Andrés Manuel López Obrador no ha renunciado jamás cuando sus protegidos —Bejarano, Ponce, Ímaz, Ebrard— brincaron como ranas.

Su reacción fue la misma que tuvo este lunes, una vez que El Universal divulgó un video en el que aparece una de sus ranas, croándole —del verbo croar— a una bolsa de papel con quinientos mil pesos.

Los diálogos no mienten.

La señora Eva Cadena está muy contenta de recibir una “donación” en dinero black.

Lejos de inmutarse, sus palabras y sus gestos evidencian que está nerviosa y feliz —más feliz que nerviosa—ante la posibilidad de entregarle a su Jefe Máximo medio millón de pesos para la campaña presidencial.

Y mientras Bejarano —el compadrito de Jorge Méndez Spínola y Rosa Márquez— se llevó hasta las ligas, doña Eva pide una bolsita para guardar el cuerpo del delito.

López Obrador sigue insistiendo —como lo subraya muy bien Carlos Loret de Mola en su más reciente columna— que él es la personificación de la honestidad.

Todos los días se jacta de ello.

Pero eso no basta.

Un honesto rodeado de corruptos no le sirve de mucho a un país como México.

(En España, hasta los adversarios del presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, reconocen que es un hombre honrado. El problema es que lo rodean ranas y sapos de todos los tamaños).

Supongamos que López Obrador es el hombre más honesto de este país.

¿Con quiénes va a gobernar?

¿Con Ricardo Monreal, con Ebrard, con Miguel Barbosa, con Mario Delgado, con Dolores Padierna, con Bejarano, con Bartlett, con Esteban Moctezuma, con Layda Sansores?

Todos los mencionados han sido señalados en diversos momentos como responsables de severas irregularidades.

Incluso Ebrard está virtualmente prófugo.

Hace unos días, tras la detención de Javier Duarte, nuestro personaje dijo en un video que circuló en las redes sociales que Peña Nieto era un traidor porque había encarcelado a Elba Esther Gordillo y al propio Duarte.

Qué extraña reflexión de quien practica la “honestidad valiente”.

En consecuencia, si se convierte en presidente no meterá a la cárcel a los funcionarios de su gobierno que cometan ilícitos simple y sencillamente porque no es traidor.

Y es que confunde la lealtad con la complicidad.

Ahora entendemos porque siempre ha salido en defensa de los Bejarano, los Ponce, los Ímaz, los Ebrard y, ahora, los Cadena.

Nos queda claro por qué reclutó a personajes tan corruptos como Miguel Barbosa, José Juan Espinosa y Manuel Bartlett.

Quedan claras las alianzas con Ricardo Salinas Pliego a través del impresentable Esteban Moctezuma.

Con esos bueyes tendrá que arar.

En uno de los capítulos más delirantes de su novela “Los detectives salvajes”, Roberto Bolaño divide a los poetas en varios grupos: bujarrones, filenos, ninfos y mariquitas.

Hagamos ese ejercicio con los personajes cercanos a López Obrador, pero con los polvos de sus viejos lodos.

Miguel Barbosa, por ejemplo, es un mangante hecho y derecho, pero también es cacomixtle.

Ebrard, un carterista muy fifí.

Bartlett es un chorizo redomado y se las da de fifí.

Monreal, un  bajamanero.

José Juan Espinosa es un vulgar caco.

Bejarano es un ave de rapiña, pero también es cacomixtle y carterista.

Esteban Moctezuma es un rufián a secas y un lambiscón —que no es delito— de su jefe Salinas Pliego. También es fifí.

Carlos Ímaz de Scheinbaum es un quinqui.

Eva Cadena, una randa.

Mario Delgado es un auténtico cuatrero.

César Yáñez: otro quinqui.

Eudoxio Morales también es un chorizo, pero analfabeto.

Dolores Padierna y Layda Sansores son mangantes y randas.

Emilio Maurer es un chorizo cruzado de mangante.

Paco Ignacio Taibo 2 es un pesado, que tampoco es delito.

Laura Esquivel es una pésima novelista —no es delito— con pretensiones de ser secretaria de Cultura.

(¡Horror!).

Carlos Slim es un carterista de altos vuelos y un chorizo de ocasión. También es un fifí.

Jorge Méndez Spínola es rana cruzado de sapo.

Rosa Márquez es una de las Rosas Salvajes.

Julio Glockner es un fifí intelectual.

Nacho Mier: un ninfo con pretensiones de fifí.

Rodrigo Abdala es un nini con posibilidades de ser quinqui en cuanto tenga un presupuesto a la mano.

La lista es interminable.

Lo peor es que López Obrador no está viendo esta película que podría llamarse “Buenos Muchachos”.

Suena divertido de no ser porque sería una tragedia de llegar todos éstos al poder.

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