La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía

 

Hace unas horas, los errores ortográficos y de redacción de Javier Fernández, presidente de la Gestora del PSOE, provocaron un escándalo en la prensa española.

Todo empezó cuando a la hora de decirle “no” a la moción de censura al presidente Rajoy —promovida por Pablo Iglesias, dueño de Podemos—, Fernández evidenció a través de una carta una anarquía gramatical digna de un analfabeto.

Los tuiteros españoles han hecho escarnio de este ingeniero en minas que ha sido diputado y senador en varios momentos de la democracia española.

Y es que no cabe en la cabeza que un legislador profesional que hoy es juez en la puja por la Secretaría General del PSOE escriba de una manera tan lamentable.

Si esto ocurriera en México, ya lo sabemos, nadie se ruborizaría.

Y es que a diferencia de los tuiteros y periodistas españoles, los nuestros —en una buena mayoría— cojean del mismo pie.

Si alguien como la senadora Luisa María Calderón tuitea como lo hace continuamente —con una anarquía lingüística similar—, nadie comenta nada.

Pasa de noche.

Lo que en España genera pena y hasta indignación, en México es permitido porque se ha corrido la voz que nuestra clase política es ignorante.

Vea el hipócrita lector lo que ocurrió este martes cuando la hermana de Felipe Calderón escribió un tuit en referencia a uno de los tres libros favoritos de Rafael Moreno Valle:

“El lobo de Wall Street” basada en libro de Belfort, se pasa de excéntrica por defraudar y destrucción de su persona. Eso marca tu vida?”.

(No se necesita ser un experto para saber que algo funciona mal en el área de Broca del cerebro de nuestro personaje, quien sin duda pasó de noche por la escuela).

Entendemos que quiso decir que las memorias de Jordan Belfort —protagonizadas, entre otros, por Leonardo di Caprio en “El lobo de Wall Street”— se pasan de excéntricas porque exhiben la defraudación brutal a la que el corredor de bolsa sometió a decenas de miles de inversionistas y porque, además, muestran la destrucción de su propia persona.

Perfecto.

La duda mata:

¿Por qué la psicóloga y maestra en Etnografía y Antropología no dijo —en un mediano español— lo que quería decir?

¿Cómo es que la candidata perdedora al gobierno de Michoacán, ex diputada federal y senadora no tuvo la capacidad de escribir un tuit sin ofender el idioma?

¿Era muy complicado hilvanar su infinitivo sioux y evadir la acción y el efecto de destruirse?

Ya sé qué dirán que lo importante no es la forma sino el fondo.

Se equivocan.

Ya lo dijo el clásico: el medio es el mensaje.

Si la hermana del ex presidente de México hubiera sido española, los tuiteros y la prensa se la habrían acabado.

Pero nació en México —bendita tierra— donde a nadie la importa un carajo que los políticos sean, además de corruptos, ignorantes.

Si Eva Cadena de López Obrador ya sobrevivió a tres videos en los que se le ve recibiendo dinero, la Cocoa Calderón puede escribir tuits y discurso como se le hinche su regalada gana.

Total: es muy su tuit.

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