Los chupaductos que operan en la junta auxiliar son liderados por “un señor que lo controla todo”, quien dispensa favores y decide quién carga combustible y quién no
Por: Guadalupe Juárez / @lup24horas
En Palmarito Tochapan los “días de carga” son custodiados por hombres armados con metralletas, cuernos de chivo y otras armas de alto calibre. Al pie de la carretera Puebla-Veracruz, entre semana suelen observarse decenas de camiones que esperan acceder a esta localidad.
Los conductores de estos vehículos esperan afuera de una casa –que todos conocen en la comunidad, pero evitan señalar cuál es– para que les entreguen una ficha, con la cual pueden acceder a uno de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y así extraer el combustible.
“Dicen que es la casa del jefe de los huachicoleros, allá le pagan para poder cargar sus camionetas. ¿Cómo son las camionetas? Pues de las que usan para la verdura. Pero las llenan de combustible”, narra bajo la gracia del anonimato para 24 Horas Puebla una persona que asiste todos los días a la localidad por trabajo.
A decir de otros testimonios, el pago por estas fichas es de 50 mil pesos, monto que recibe El Toñín para “dejar que perforen los ductos” de esta junta auxiliar.
Las personas que acuden a extraer el combustible intimidan a la población con el armamento que portan, por eso los llaman “los días negros”, por el temor que les invade cuando observan los vehículos estacionados a la espera de su turno.
“Los días de carga son como el infierno, porque pasas entre ellos y tienes que actuar normal porque el miedo de que te hagan algo es latente”, agrega el testigo anónimo, quien asegura que ha conversado con estas personas. A la menor oportunidad en estas interacciones les hace una advertencia: “los estamos vigilando, sabemos quiénes son”.

El grupo de hombres armados suele llevar fajos de billetes que muestran a cada oportunidad que tienen. Los comerciantes del lugar evitan contradecirlos y –afirman– vivir intimidados todo el tiempo por ellos.
Por lo regular los vehículos que esperan en las vialidades de Palmarito Tochapan llevan legumbres como carga, lo cual –dicen– permite burlar a las autoridades.
La toma clandestina que el “jefe de los huachicoleros” renta en estos días de carga se encuentra entre matorrales y sembradíos de legumbres, por lo que no está a la vista de todos, y es protegida por hombres armados.
Pero el miedo no les ha impedido a los habitantes de esta localidad acercarse a ellos. “Una mujer estaba enferma y no tenían para sus estudios, le pidieron al que controla todo lo del combustible y les dio para que fueran al hospital y se curaran. Por eso les tienen respeto, aunque les temen”, señalan.
La protección de estas bandas de robo de combustible por parte de las autoridades crece conforme pasa el tiempo. Los habitantes acuden a ellos ante cualquier problema, pues les han garantizado paz a cambio de que los dejen continuar con el trasiego de gasolina robada.
“Desde que ellos llegaron ya ninguno se mete con los del pueblo. Todos se mantienen alejados porque no quieren problemas con el señor este que controla todo”, relatan habitantes bajo la gracia del anonimato.

La localidad perteneciente al municipio de Quecholac –el cual integra con 26 municipios más el corredor huachicolero en la entidad poblana– se localiza tan sólo a 10 minutos de Palmar de Bravo y de Tecamachalco, lugares que también presentan casos de tomas clandestinas y de alzas en sus índices delictivos provocados por la presencia de militares en la zona.
En ambas demarcaciones, los pobladores aseguran que el epicentro de robo de combustible es Palmarito, donde el Ejército que ronda la zona no se atreve a entrar.
“Donde no debes de ir es a Palmarito. Allá sí la gente anda armada y los huachicoleros son los que mandan”, asegura un habitante de Palmar.

En la carretera frente a la comunidad hay dos cuerdas que impiden el tráfico y una camioneta con bidones de combustible en la batea. Es una mañana de junio de 2016.
“Los bloqueos los hacen los huachicoleros para pasarse el combustible, lo hacen en plena carretera y ya ellos trasladan la gasolina a los demás municipios”, asegura un comerciante de la zona afectado por los cierres vehiculares recurrentes que siguen hasta la fecha, denuncian.
