La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

 

  1. Ocurrió un día en un pueblo del Triángulo Rojo.

La gente de uno de los cárteles del huachicol hizo el relato de un restorán muy bueno al que iban a comer todos los “Cacas Grandes” de Puebla.

“Dicen que se come muy bien ahí. Y va toda la gente de lana de la capital”.

—¿Cómo se llama el restorán? —le preguntó el jefe.

—El Silver, patrón. Es un restorán de mariscos.

La banda eligió el día y la hora.

Para evitar problemas, se dividieron en dos grupos.

Unos llegaron directo al Silver.

Los otros se extraviaron y terminaron por el rumbo de Angelópolis.

Iban armados como andaban en el pueblo.

Dos de ellos se bajaron a preguntar por el restorán cuando un grupo de policías vio sus pistolas 9 mm.

Dieron la voz de alerta, pero uno de los huachicoleros se asustó y disparó.

En la refriega, ambos murieron.

El jefe, ya en el Silver, se enteró de lo ocurrido y sacó una conclusión: “Nos pusieron un cuatro para matarnos”.

En dos minutos montaron sus camionetas y tomaron el camino de regreso.

Ahí nació una rivalidad histórica que dividió a la banda y evitó, en parte, que sus estancias poblanas se volvieran cotidianas.

 

  1. Cuando Facundo Rosas llegó —vía Felipe Calderón— a Puebla, se trajo a Marco Antonio Estrada, gente de toda su confianza.

Apenas tocó suelo poblano lo hizo director de la Policía Estatal.

Poco después empezaron los problemas.

El policía no salía del Triángulo Rojo.

Cada vez que lo buscaban andaba por allá.

Y no precisamente enfrentando a los bad hombres.

Un día le dio por poner a todos los directores de Seguridad Pública en los municipios huachicoleros.

Complacientes, los alcaldes aceptaron la moción.

Las cosas marchaban como en una barca sobre aceite hasta que sobrevino la aprehensión de Estrada por estar en contubernio —abierto, franco— con los huachicoles.

La cárcel fue su nuevo refugio.

Ahí descansa.

O despacha.

Quién sabe cuánto tiempo.

 

  1. Adolfo Karam cree —está convencido— que Palmarito Tochapan es municipio.

Ignora que es junta auxiliar de Quecholac.

Así lo dijo una y otra vez hace una semana en el programa “Destrozando la noticia”.

Si Karam no hubiese estado al frente de los ministeriales o de los Zorros, no pasaría nada.

Pero que un jefe policiaco crea que en Puebla hay 218 municipios —en lugar de los 217 conocidos— es francamente de pena ajena.

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