La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía

 

Dos errores cometió Juan Carlos Lastiri en su desbocada búsqueda de la candidatura del PRI a Casa Puebla.

Escribí “dos”: debí escribir tres.

Vea el hipócrita lector:

Primero organizó un destape utilizando los recursos —físicos, materiales y económicos— de la SEDATU, donde le pagan sus salarios, bonos y gastos millonarios para que desvié los programas sociales en beneficio, siempre, de su ansiada candidatura.

Enterados en Bucareli de lo que pensaba hacer, Miguel Ángel Osorio Chong dio una manotazo en el antiguo escritorio de maderas preciosas y pidió que le pusieran por el teléfono rojo a Rosario Robles y al subsecretario de la SEDATU.

La conversación no fue nada amable, pese a que Lastiri se denomina el “primer porrista” del secretario de Gobernación en su lucha por llegar a Los Pinos en 2018.

Palabras más, palabras menos, le dijeron a Lastiri lo que primero le dijeron a su jefa 1) que cómo era posible que no entendiera que en este momento lo que importa es desviar recursos públicos para la campaña del PRI en el Estado de México y que, en consecuencia, 2) hay que estar concentrados en la elección del domingo 4 de junio y no en temas personales como 3) destapes 4) candidaturas y 5) frivolidades.

Primero es lo primero, le dijeron, y Lastiri no tuvo más remedio que cancelar un acto en el que estaría invitado, en su calidad de bufón electoral, el Magazo Luis Carlos Ugalde, autor de la verdadera e inimitable “Hora Cuchi-Cuchi”, que consiste en hacer fraude sin que ni Bartlett se dé cuenta.

La noche del viernes, devastado, hundido en la depresión institucional, Lastiri grabó un video para explicar a los suyos —y a los ajenos— que el destape institucional se cancelaría debido a causas de fuerza mayor, pero que el domingo 18 de junio se realizaría el tan ansiado matrimonio entre la Sociedad Civil y el Poder Omnímodo.

Para que los búfalos estuvieran enterados, Lastiri puso a Juan de Dios Bravo y a Gumaro Sandre Popoca —así se llama el jenízaro que cobra como subdelegado de la SEDATU en Puebla— a que enviaran mensajes privados.

Juan de Dios puso a Tania Gómez Trejo, su muy querida amiga, a informarle a la tropa.

Lo mismo hizo Gumaro a través de Francisco Rodríguez.

Pero, como siempre, se les fue la mano.

Bravo, delegado de Liconsa en Puebla, tuvo un arranque de sinceridad y mandó estas pútridas pero sinceras líneas:

“Hay que avisarle a todos nuestros invitados que el evento de mañana se pospone para el 18 de junio. Es importante que entiendan que nuestro líder tomó esta decisión, para sumarnos con todo a los compañeros que tienen temas electorales”.

Más allá de la expresión servil y agachona de “nuestro líder” —equivalente tropical de “nuestro amado líder”—, Lastiri y sus jenízaros incurrieron en un segundo error mayúsculo:

Evidenciar que desde la SEDATU y Liconsa, cuando menos, se desvían recursos —físicos, materiales y económicos— para cometer —valga la expresión— delitos electorales donde haya bien hacerlos.

Para que no quedara dudas del llamado del subsecretario, el empleado de Gumaro Sandre fue más explícito:

“Buen día! Te informo que con el propósito de solidarizarnos con el esfuerzo que están realizando nuestro compañeros en cuatro entidades federativas para obtener el triunfo electoral, el encuentro programado para mañana, 28 de mayo, se realizará el 18 de junio MISMA HORA Y LUGAR. Corre la voz a tus invitados”.

Por mi madre, bohemios, que ya me perdí.

Si no entendí mal, un funcionario público que cobra en la SEDATU informa que desde el presupuesto federal se sumarán —él y otros— a apuntalar el esfuerzo de otros funcionarios federales —de mayor rango— para obtener un triunfo electoral irrebatible, doloso e irrepetible en cuatro estados del país.

Mayor confesión de un delito electoral tipificado es difícil hallar.

El tercer error se dio casi al mismo tiempo que el primero.

Y es que “nuestro líder” tuvo a bien iniciar una guerra sucia en contra de Enrique Doger en un diario nacional y en los periódicos —de papel y virtuales— que tiene en el estado.

Con estos tres errores a cuestas —todos descubiertos por los involucrados—, Lastiri llegará a su destape del 18 de junio al Centro de Convenciones, donde pretende ungirse como candidato único del partidazo en la entidad poblana.

Al tiempo de cerrar esta columna, viene a mi mente la lírica expresión de un adicto a Lastiri que elogiaba a su amado líder asegurando que había venido a sacudir la modorra con su fallida unción.

Vaya que la sacudió.

Y no precisamente la modorra.

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