La Quinta Columna 

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

¿Qué le está pasando a Lalo Rivera después de que fue inhabilitado por el Congreso local?

El joven abuelo que quiso expulsar a la madre de su nieto de un colegio privado para no frustrar la vida de su hijo ahora es un santo varón que para todo tiene una salida verbal:

“¡Que te bendiga Dios!”.

Si un reportero le hace una pregunta incómoda, el alcalde que cometió mil y una irregularidades en el ayuntamiento de Puebla no duda en responder:

“¡Que te bendiga Dios!”.

Si el ex alcalde Luis Paredes lo hace correr de una rueda de prensa, nuestro héroe romántico grita entre piernas:

“¡Que te bendiga Dios!”.

Hablamos del mismo Lalo que fue testigo de una reunión de Cabildo convocada por su esposa —cuando éste presidía la Comuna— sólo para humillar y exhibir a una chica con quien tenía sus quereres, al decir de uno de los involucrados en la sesión cómico-musical.

Lalo Rivera se ha convertido en una versión masculina de la Madre Teresa.

Y es que se la pasa repartiendo bendiciones por todos lados.

En un mercado alguien le reclamó por su pasado y lo tachó de corrupto.

“¡Que lo bendiga Dios!”, le respondió.

Es un poco como Vicente Fox, quien ante cualquier imprecación suelta su tradicional “lástima”.

O como Felipe Calderón, quién sólo balbucea un “hijos de puta” cuando le recuerdan que fue un asesino serial en la Presidencia de México.

Lalo no oculta sus influencias.

Es, faltaba más, hijo político de Josefina Vázquez Mota —Miss Anorexia 2017— y de Margarita Zavala —la Reina de la Intelectualidá.

Hace unas horas, Alberto Lujambio, columnista de Pájaro Político, transcribió en su cuenta de Twitter un mensaje de tan culta dama pronunciado ante pescadores de Mazatlán.

El resultado de lo dicho por la esposa de Calderón fue asombroso.

Clávese el hipócrita lector en tan sutil e intelectual mensaje, y séame permitido de paso rendir un homenaje a Carlos Monsiváis y a su “Por mi madre, bohemios”:

“Muchas gracias para poderme dirigir exactamente a ustedes (What the fuck?). Estamos ahorita recorriendo el país y se trata de dos objetivos: de escuchar y servir. Para mí es muy importante escuchar a los pescadores. ¿Por qué? Porque como ustedes saben nosotros tenemos 11 mil kilómetros de costa, ustedes saben de la enorme riqueza que tiene el mar (la Redacción asiente: Tenemos agua y mares y pescaditos, y sol y lanchas, y arena y ostiones y almejas y lubinas), lo mucho que podemos crecer como país a través del mar. Y estoy dispuesta a ir generando una propuesta que tenga que ver con nuestro mar (la Redacción se muestra sorprendida ante tal facilidad de palabra), con nuestro país: del Pacífico y de todo lo que podemos ver entre los oceános, en los golfos y en toda el agua que nos rodea. (la R. tira la toalla ante la elocuencia discursiva y se siente una isla rodeada de agua). Somos un país que tiene más agua que tierra en términos de territorio. Ustedes saben perfectamente bien que no alcanza y debería de alcanzar (la R. sospecha que doña Margarita se echó sus copas). Y lo que necesitamos es escucharnos mucho más y darle el potencial a la… a todo lo que se pueda producir y crear a través del mar (la R. confirma que, sí, doña Margarita se echó sus copas). Lo digo en términos turístico (sic) y por eso me da mucho gusto que esté una gente (doble sic) como Dalia que ha tenido experiencia en el tema de turismo y sabe que aquí en Mazatlán es muy importante que haya un puerto de altura, que haya un puerto como le dicen de confort (¡sicazo!), que puedan quedarse aquí y generar los barcos (¡salucita!) y esa nueva industria es un comercio muy importante (la R. tiembla y aúlla y se estruja ante tamaño desvarío). Pero lo decimos también en términos de pesca (WTF?) y me da mucho gusto que esté aquí acompañándome la diputada que le voy a pedir que tome la palabra (¡sí, por piedad!, clama la R.). No es para promesas de campaña ni nada porque además eso será en otro momento electoral (la R. respira aliviada). Sino es sobre todo para escuchar (menos mal, piensa la R.). Algunas veces me dirán algunas propuestas que le corresponderían al alcalde o al gobernador o a la presidencia de la república (¡Maldito alcohol!, grita la R.). Pues eso yo me encargaré de discernirlas y de saber a dónde va (¿qué pasó si estamos chupando tranquilos?, clama la R.).

Éste es uno de los muchos discursos que anda pronunciando por el país nuestra reina de la intelectualidá que quiere ser presidenta de México.

Pobre patria mía.

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