En la mira. Las autoridades han identificado las zonas de recurrencia donde se expenden sustancias ilegales en la capital poblana; destacan los alrededores de la Capu y el Centro

Por: Staff 24 Horas Puebla
Foto: Archivo Agencia EsImagen

Puebla está bajo la mira. Dos zonas, en específico, concentran el 40 por ciento de las detenciones de narcomenudistas que realizaron elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPTM) de la capital poblana durante 2016. Se trata de las inmediaciones de la Capu y el Centro Histórico.

Fueron 274 las personas aseguradas, durante el año pasado, por la venta de drogas a baja escala, detalló la dependencia municipal a través de su respuesta a una solicitud de información.

A través de dichos movimientos se decomisaron 53 kilogramos de sustancias ilegales, principalmente de mariguana.

Y es que, de acuerdo con la información presentada a través del área de Transparencia, los narcomenudistas tenían bien ubicadas sus zonas de entrega, lo cual los pone en situación de vulnerabilidad ante las autoridades preventivas.

El informe refiere que, además del Centro Histórico y las colonias aledañas a la Central de Autobuses de Puebla (Capu), los barrios de La Luz y de Analco arrastran la venta de sustancias ilegales. Al sur del municipio sólo se tienen identificadas las colonias Granjas de San Isidro y La Popular, en una zona que fue poblándose hace unas décadas como parte del crecimiento de la mancha urbana a través de asentamientos irregulares.

La información municipal, que fue publicada por el portal Puebla on line en febrero pasado, desglosa que alrededor de la terminal terrestre, una zona caracterizada por el tránsito permanente de poblanos y foráneos, se ejecutaron 60 detenciones.

En tanto, en el primer cuadro de la capital poblana se reportaron 47 aseguramientos, mientras que en áreas aledañas, como los barrios de La Luz y Analco, así como La Popular, se registraron ocho casos, seguidos de cerca por Granjas de San Isidro y San Rafael Oriente, donde hubo siete personas remitidas ante el Ministerio Público.

La Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal consigna que de las 274 personas, sólo 10 eran mujeres. Se decomisaron 53 kilogramos de sustancias ilegales, de los cuales 99% era mariguana, el resto cocaína (147 gramos), heroína (96.8 gramos) y cristal (75 gramos), además de tres mil piezas de medicamentos, 366 de metanfetamina así como 46 de LSD.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Chava, a los 12 fuma tres porros cada día

Por: Osvaldo Valencia

Lejos quedaron esas concepciones de que un joven consume sustancias adictivas como el alcohol, el tabaco, la mariguana, las metanfetaminas o el éxtasis, entre muchas otras, con el fin de explorar su lado artístico, o para inconformarse por las normas y reglas de convivencia que les “dicta el sistema”.

Mario Vargas Llosa detalla este fenómeno en su ensayo La Civilización del Espectáculo: “En nuestros días el consumo masificado de mariguana, cocaína, éxtasis, crack, heroína, etcétera, responde a un entorno cultural que empuja a hombres y mujeres a la busca de placeres fáciles y rápidos, que los inmunicen contra la preocupación y la responsabilidad, en lugar del encuentro consigo mismos a través de la reflexión y la introspección, actividades eminentemente intelectuales que a la cultura veleidosa y lúdica le resultan aburridas”.

Chava, un niño que vive en Bosques de San Sebastián −colonia  donde el alcalde Luis Banck rindió su primer informe−, ejemplifica las palabras que Vargas Llosa plasmó en su obra posterior al premio Nobel de Literatura: Tiene 12 años de edad, no mide más de 1.65 metros, fuma dos o tres porros al día, no asiste a la escuela y lo único que le interesa son los videojuegos.

“Lo conozco desde que tenía 10 años y ya desde esa edad fumaba mariguana y desde que lo conocí nunca he sabido que él estudie, a lo mucho cursó primaria”, relata una joven, quien trabaja en una papelería de la zona.

“Mis amigas me contaron que unos chicos de prepa le venden la mariguana y que incluso sus amigos le hacen bromas porque se droga desde chiquito, pero a él no le importa. Por lo regular llega a las cinco de la tarde a la pape, por lo regular siempre llega con olor a mariguana, pide que le pongan el juego de Gears of War, juega dos o tres horas y se va, como si nada”, detalla.

En la colonia nadie sabe dónde consigue la droga, pero se rumora que en el Mercado Guadalupano, a un lado de la Parroquia del Espíritu Santo. Junto a los creyentes religiosos, los dealers tendrían trazado su punto de distribución. “Muchos lo saben, nadie denuncia”, acusa.

“Mientras no se metan conmigo yo respeto”, dice don Bartolo, quien lleva más de 30 años en la colonia. Al salir de las primarias y secundarias andan por las calles con el cigarro en la boca, sin pena alguna “hasta las niñas lo hacen, dizque para sentirse chingonas”, comenta don Delfino, tendero, quien afirma no venderle tabaco ni alcohol a menores de edad y que prefiere culpar de esta situación al gobierno y a los políticos: “sólo les gusta robar el dinero, no apoyan a la gente que lo necesita. En lugar de invertir en programas de educación se lo quedan todo”.

En Bosques de San Sebastián se comprueba lo que Vargas Llosa asegura que se ha convertido el consumo de mariguana: se usa para inmunizarse sobre la preocupación y la responsabilidad.

Sobre todo, para olvidarse de la responsabilidad.

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