Menores de 10 a 14 y adolescentes de 15 a 19 años integran dos de los sectores juveniles más afectados por el consumo de sustancias ilegales, con graves riesgos a la salud, alerta el director de los centros de integración juvenil puebla, José Vicuña

Por: Osvaldo Valencia
Foto: Especial

En la ciudad de Puebla se está volviendo cada vez más común que niños de entre nueve y 11 años de edad comiencen a experimentar con drogas de tipo legal como lo son el alcohol y el tabaco.

De acuerdo con el médico José Antonio Vicuña García, director de los Centros de Integración Juvenil Puebla AC (CIJ Puebla), tan sólo en 2016 mil 400 jóvenes de entre 10 a 24 años de edad fueron internados en una clínica de rehabilitación por problemas de adicción. En 70% de los casos presentan una dependencia a más de tres sustancias a la vez.

Mientras el alcohol y el tabaco −sustancias adictivas legales− han liderado por mucho tiempo como las drogas de mayor consumo por los jóvenes, de 2009 a la fecha la marihuana se ha situado por momentos como el principal estupefaciente que ingieren los adictos. Los inhalantes, la cocaína y las metanfetaminas complementan los registros de los narcóticos que más se ingieren en la capital del estado.

Entre los grupos de población juvenil que se ven más envueltos en esta situación de drogadicción se encuentran en primer lugar adolescentes de entre 15 a 19 años, seguidos por jóvenes adultos cuya franja de edad se ubica de los 20 a los 24 años de edad, y en tercer sitio se ubican los niños de 10 a 14 años de edad.

El clima de caos social que se vive en el país, junto a la falta de recursos económicos y de empleo, problemas al interior de entorno familiar, el contexto de inseguridad que se vive en muchas colonias de la capital y la gran accesibilidad que se tiene hoy en día a sustancias ilegales orillan a los jóvenes a refugiarse en las drogas.

En el caso de la cannabis sativa, apunta el director de los Centros de Integración Juvenil, el desconocimiento y la mala interpretación del tema de la legalización de la marihuana con fines terapéuticos genera la percepción de que es legal para cualquier uso y con ello el consumo de esta sustancia vaya en aumento.

Vicuña García señala que un joven adicto a las tres principales drogas puede ingerir, en promedio, de siete a nueve cervezas, entre siete a 15 cigarrillos de tabaco y de tres a cinco porros cada día.

“Cuando ellos vienen (por ayuda) lo hacen por el problema de la marihuana, aunque aceptan consumir ocasionalmente o continuamente alcohol y tabaco, pero por la percepción de riesgo de los jóvenes, piensan que como está tolerado socialmente no hay problema.

“Cuando vienen por tratamiento es porque incurrieron en una droga ilegal y fueron, por ejemplo, detenidos por la Policía, o fueron sorprendidos en la escuela consumiendo, o por sus papás. Entonces como es una droga ilegal, rápidamente acuden, supuestamente, a tratamiento en ese sentido”, explica el doctor.

 

RIESGOS PARA LA SALUD

Debido a que el cerebro alcanza su madurez hasta los 21 años de edad, una de las principales problemáticas que presenta un joven dependiente a cualquier sustancia adictiva se manifiesta en su capacidad de aprendizaje y de concentración y disminución del desempeño académico, subraya el titular del CIJ Puebla.

La excesiva ingesta de alcohol, por ejemplo, puede provocar pérdida de memoria, disminución de reflejos motrices y alucinaciones, además de cambios de comportamiento, tanto de forma violenta, depresiva o de exceso de confianza. En el organismo las fallas más frecuentes que se presentan son la cirrosis hepática y la gastritis.

Por su parte, el consumo reiterado de productos de tabaco puede llegar hasta la muerte súbita por infarto cerebral, o incluso generar problemas como enfisema pulmonar, bronquitis crónica, diabetes y puede derivar hasta el cáncer.

En hombres puede causar disfunción eréctil, mientras que en las mujeres incrementa las posibilidades de tener cáncer de mama y cérvico uterino, además de que en las embarazadas puede aumentar el peligro de aborto o parto prematuro y el adelanto de la menopausia a edades más tempranas.

En el caso de la marihuana sus efectos son más notorios a nivel neuronal y cerebral, pues la muerte temprana de grandes cantidades de neuronas, falla de la memoria y dificultad de concentración son las principales fallas que manifiesta un joven dependiente a esta droga.

 

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