La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Jorge Estefan Chidiac estaba eufórico.

En Campeche, tierra priista, se acababan de abrir los candados que le abren la posibilidad a José Antonio Meade Kuribreña de ser el candidato del partidazo a la Presidencia de la República en 2018.

Sin pensarlo dos veces, marcó el teléfono del secretario de Hacienda.

Meade le tomó la llamada en dos segundos.

El diálogo fue breve, pero brutal.

Hubo gritos de ambos lados.

Gritos discretos, pero gritos.

No era para menos.

Los priistas temían que el huracán Franklin les echara a perder la fiesta de la Mesa de Estatutos.

Vanos fueron los esfuerzos de los adictos a Osorio Chong, representados por el impresentable Ulises Ruiz:

Ése que hundió a Oaxaca y la dejó en el fango.

Las fuerzas leales a Los Pinos jugaron un ajedrez mental que culminó con la apertura de un candado más que emblemático:

El que puede abrirle las puertas a Meade a la candidatura.

Todo tendrá que resolverse el fin de semana, cuando en el Palacio de los Deportes los priistas ratifiquen lo que en Campeche fue votado.

Entre quienes defendieron la apertura de los candados destacan tres poblanos y un primo de Meade.

A saber:

Antonio Hernández y Genis (que en el 96 votó por cerrarlos y se ganó la primera plana del New York Times), Mario Conde y el propio Estefan Chidiac.

Y, faltaba más, Arturo Meade, quien aspira a la gubernatura de Morelos.

También se sumaron dos personajes que hasta hace poco estaban en contra de los multicitado candados:

José Ramón Martell y José Encarnación Alfaro.

Una vez que los aperturistas se impusieron, ocurrieron dos cosas:

Gritos y susurros.

Gritos de “¡ya chingamos!” y susurros de “el candidato será Pepe Meade”.

Son los priistas del siglo XXI.

Tan cerca y tan lejos de los del siglo XX.

 

La Otra Fiesta. En la Mesa de Estatutos también se aprobó algo impensable:

Que los que llegaron al Senado por la vía plurinominal (la famosa Lista Nacional) no puedan hacerlo en otras cámaras.

Esto es:

Que los César Camacho no puedan llegar al Senado por la mentada vía.

Y más:

Que los Emilio Gamboa tengan que aterrizar a San Lázaro contendiendo por algún distrito.

Juran que fue el propio Ulises Ruiz quien hizo la propuesta que fue votada por una buena mayoría.

Camacho y Gamboa sólo sonrieron.

(Una sonrisa amarga).

Y se vieron tan extraños que se dieron la espalda.

 

Nota Bene. Mi respuesta a la carta de Alejandro Martínez Mozo, “El Chicharito”, esperará un día más.

No se la pierda el hipócrita lector.

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