Por Mario Galeana 

Cinco años antes de que la Marina y el Ejército catearan uno de sus ranchos en Acatlán, donde tenía cientos de animales exóticos y decenas de automóviles de lujo, los policías municipales de Atlixco tuvieron en sus manos al terrateniente de Los Rojos en Chilpancingo y la Mixteca poblana: Alejandro Herrera Estrada, alias El Chino.

El criminal fue detenido el 14 de septiembre de 2012 después de realizar, junto a cinco cómplices, un robo por 70 mil pesos en Atlixco. Al grupo delincuencial le confiscaron dos armas y dos vehículos matriculados en Guerrero.

En un boletín oficial, la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ) dijo que Herrera Estrada se identificaba como vecino de Acatlán y, según la dependencia, “estaría también relacionado con otras actividades ilícitas como tráfico de personas”.

En los medios de la región se dijo que, al ser trasladados al Ministerio Público, las autoridades locales montaron un fuerte dispositivo de seguridad porque, minutos antes, los teléfonos de la policía local habían recibido llamadas en las que se advertía que un comando rescataría a los implicados.

El proceso que siguió tras su detención se desconoce, pero menos de dos años bastaron para que el apodo de El Chino cundiera nuevamente las páginas de nota roja.

Retorno a Guerrero

El 28 de enero de 2014 el dirigente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) en Chilpancingo, Pioquinto Damián Huato, fue víctima de un atentado del cual sobrevivió, pero perdió la vida la esposa de su hijo. El procurador de Guerrero en esa época, Iñaky Blanco Cabrera, dijo que una célula del cártel de Los Rojos denominada Los Últimos Rojos había sido la responsable del crimen.

Las autoridades guerrerenses detuvieron a 12 personas, casi todas relacionadas con la Policía Investigadora Ministerial (PIM), pero dos hombres quedaron prófugos.

Se trataba de Julio César Guzmán, conocido como El Guzmán, y de Alejandro Herrera Estrada, quien había sido también policía ministerial en esa demarcación.

Reaparición en rojo

A partir de entonces, el apodo de El Chino desapareció de los medios, hasta que una carta enviada al columnista Alfonso Ponce de León destapó que el principal lugarteniente de Los Rojos en Chilpancingo radicaba –como sabían cinco años antes las autoridades– en Acatlán de Osorio.

En agosto de este año fue reportado el robo de dos caballos pura sangre, propiedad de la Alta Escuela Domecq, mientras eran transportados en un tramo carretero entre Izúcar de Matamoros y Acatlán de Osorio.

Las autoridades filtraron versiones asegurando que los caballos poseían un dispositivo GPS que los llevó hasta la propiedad de Herrera Estrada.

Los caballos fueron encontrados, pero de El Chino no se supo nada. La señal de alerta que recibió para escapar ha sacado a la luz una versión más: su posible alianza con el alcalde de Acatlán, Guillermo Martínez Rodríguez.

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