La Quinta Columna 

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Antes de que llegara a la aventura de Morena, Enrique Cárdenas, ex empleado de Manuel Espinosa Yglesias—ex empleado de William Jenkins (ex empleado de Maximino Ávila Camacho)—, era uno de los hombres más transparentes del país.

Técnicamente, fue uno de los intelectuales que se pronunció antes que muchos por el célebre 3 de 3, que orilló a la clase política a poner sus propiedades al escrutinio público.

¿Qué le pasó al prohombre?

¿Por qué de la noche a la mañana se llenó de opacidad?

Todos sabemos que el ex titular de la UDLAP —instalado en la Rectoría por un virtual “cuartelazo” ordenado por el entonces dueño de Bancomer—se ha llenado de opacidad desde que llegó a los brazos de López Obrador.

Y aunque tuvo un primer arranque de sinceridad —confesó que sería candidato a Casa Puebla porque se lo pidió AMLO—, de un tiempo a esta parte se ha llenado de penumbras y medias verdades.

Hay cosas que el Señor Transparencia tendría que llamar por su nombre.

Cito algunas para beneplácito del hipócrita lector:

Debe de dejar de decir que aspira a ser “coordinador d organización de Morena en el Estado”.

Ése es un vulgar eufemismo que en poco contribuye a la transparencia.

Y bajo ese eufemismo se esconde el término “candidato a Casa Puebla”.

¿No sería mejor decirlo así?

La Mafia en el Poder es opaca e hipócrita.

¿Por qué seguir perseverando en lo mismo?

Otro punto:

Cárdenas simula que será un actor más en las encuestas cuando todos sabemos que ya fue elegido por AMLO a través del Método Sheinbaum de Elección de Candidatos.

No hay de otra.

Pese a sus bajos números, él será el candidato.

Con un alto espíritu priista oculta lo anterior —tras su primera, sincera, confesión— y simula que el proceso será democrático.

¿Cómo es que aceptó entrar en este juego de opacidades y mentiras?

Si se ha caracterizado por ser transparente, ¿por qué hoy se mete en un traje de mentiras?

¿Está en su código de ético este juego perverso?

Su operador de guerra sucia se llama Hugo Scherer, el mismo que tantas guerras sucias ha encabezado a lo largo de décadas.

¿Está en su estricto código moral esta clase de batallas?

¿Por qué el doctor Cárdenas se comporta como un personaje más de la Mafia en el Poder?

¿No se supone que los ciudadanos son mejores personas que los políticos profesionales?

Hay más mentiras y opacidades del Señor Transparencia, pero ésas las dejo para mi siguiente entrega.

3 Apostillas: 1) Verónica Mastretta, la ecologista profesional, está en la mente de López Obrador para que sea la candidata de Morena a la Presidencia Municipal de Puebla.

Desde su cuenta de Twitter, Ángeles Mastretta ya empezó a hacer campaña por ella.

2) Mario Montero Jr. ya es de Morena.

Ahora apoya a Enrique Cárdenas y hasta se sienta con él a dar ruedas de prensa.

La ingenuidad precoz de Cárdenas no le permite recordar que Montero hijo es un paria marinista que en su momento marchó en defensa del ex gobernador de Puebla.

¿Qué gritaba en 2006, cuando el caso Marín-Cacho, el entonces estudiante de Derecho?

¿Ya lo olvidaron?

“¡Sí queremos a Marín! ¡Sí queremos a Marín!”.

La ronda de los impresentables sigue llegando a Morena.

3) Los Mastretta afilan las garras, pues se quedarán con las candidaturas más redituables de Morena.

Es su naturaleza.

 

El Alcalde Chantajista

Juan Carlos Valderrábano es un presidente municipal muy poco solidario.

Luego de que se construyeron 24 casas para los damnificados, tras el brutal paso del huracán Earl por Xicotepec de Juárez, el alcalde simplemente no quiere poner su parte.

Hay que decirlo:

La Federación y el gobierno del estado ya hicieron lo más difícil.

Lo sencillo —darles los servicios a las casas de 24 familias— no tiene fecha de entrega.

Los damnificados ya lo saben.

Valderrábano ha venido escamoteando la aportación del ayuntamiento por motivos que tienen que ver con el chantaje electoral y político.

¿Qué culpa tienen los damnificados?

¿Cuánto tiempo más esperarán para encontrar cobijo ante la desventura?

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