La Quinta Columna 

Por: Mario Alberto Mejía@QuintaMam

Frida Sofía Nunca Existió: Denise Maerker

Danielle Dithurbide narra en voz baja que la “chiquitina” Frida Sofía ha dado nuevas señales de vida.

Los topos han pedido silencio en el ya mítico colegio Rébsamen.

Un marino pregunta entre los escombros: “hija, ¿me escuchas?”.

Sólo se oye la imprudente voz de la locutora de Televisa que continúa su relato melodramático sobre una niña que ha capturado la atención de un país castigado por huracanes, sismos y el caso Odebrecht.

“El país contiene el aliento ante el largo rescate de la niña Frida”, publica a ocho columnas el diario La Razón.

La gente no se despega del televisor.

Ni La Rosa de Guadalupe tiene tanto rating como este reality show que surgió entre los escombros del temblor del nuevo 19-S.

La locutora cuenta que ahí están los padres de Frida Sofía, muy atentos a los movimientos de rescate.

De pronto, un topo levanta los brazos.

Desde el estudio de Televisa, Enrique Campos dice: “están pidiendo silencio”.

Danielle Dithurbide lo corrige: “no, Enrique. Piden silencio con una mano. Dos manos significan buenas noticias. Quizá tienen que ver con la niña Frida”.

El país entero reza, sufre, llora.

La locutora lo sabe y susurra que Frida ya se comunicó con los rescatistas a través de unos golpes, y que incluso “le dieron agüita” y habló con uno de ellos.

Pocas palabras, pero suficientes como para saber que está viva.

El recuerdo de Monchito aparece en la memoria colectiva.

Monchito, el niño que en 1985 quedó atrapado bajo las lozas de un edificio junto con su abuelito sexagenario.

Nadie como Carlos Monsiváis narró la tragedia convertida en comedia.

Y es que Monchito nunca apareció.

O sí: Monchito no era un niño sino una caja fuerte con 12 millones de pesos que el papá reclamó como suyos.

Al día siguiente, el hombre desapareció para siempre y el auditorio terminó decepcionado del uso de la tragedia.

Nunca existió el niño del que Televisa y varios medios dieron seguimiento puntual.

Tan puntual, tan melodramático, como el caso de la niña Frida en voz de Danielle Dithurbide.

Más tarde se sabrá la verdad, cuando una reportera de Televisión Azteca, Hannia Novell, dice que no hay ninguna Frida Sofía en los registros de la escuela.

Incluso las maestras ratifican la versión.

Danielle Dithurbide y sus compañeros explican que un marino bautizó así a la niña para darle un nombre a la tragedia.

Pero —dice López Dóriga en Twitter— la niña sí existe.

Y está en los escombros.

Y necesita ayuda.

A partir de ese momento la narrativa cambia.

Los conductores de Televisa no vuelven a hablar de Frida Sofía.

Sólo se refieren esporádicamente a la “niña” desaparecida.

El auditorio se siente tan decepcionado como cuando se reveló que Monchito era una caja fuerte.

La polémica está en Twitter.

Jenaro Villamil, Risco, Martha Debayle y otros tuiteros acusan a Televisa de haber inventado a Frida Sofía para ganar audiencia o en aras de crear una cortina de humo.

La locutora se defiende con todo y despotrica contra los “charlatanes”.

Televisa suspende su transmisión ininterrumpida.

Una madre de familia del colegio Rébsamen asegura en Aristegui Noticias que “Frida Sofía no existe. Eso no es verdad”.

David Faitelson arremete como si hiciera la crónica de un partido de futbol: “Frida Sofía, un aparente fantasma de Televisa que ya movió los dedos, se le dio agua, habla con 5 niños más y dice estar cansada”.

Luego enumera otros mitos geniales: “Monchito, agua milagrosa del Tlacote, el Chupacabras, los náufragos rescatados, la influenza y ahora Frida Sofía”.

Un rescatista declara que Frida Sofía ya está a salvo y que se encuentra en buenas condiciones físicas.

Su superior —un almirante— dice que el brigadista se confundió y que la niña sigue bajo los escombros: “a quien rescatamos fue a una niña llamada Ana Sofía, pero la otra niña sigue adentro”.

Dos tuits de Denise Maerker cierran la historia:

 1)    “Las autoridades dieron a conocer ayer minuto a minuto toda la información sobre Frida Sofía y hoy dicen que no existe la niña”.

2)      “Inaudito que se haya inventado sin querer una niña, que había hablado con la maestra; merece investigarse a fondo”.

¿Quién imita a quién: la realidad a la ficción o viceversa?

Decido ver de nuevo una película que le encanta a Javier Sanchez Galicia: Escándalo en la Casa Blanca, de Barry Levinson.

Es la historia de un presidente de Estados Unidos que busca reelegirse.

En plena campaña estalla un escándalo sexual en el que está involucrado.

Un consultor entra al rescate del brazo de un productor de cine.

El estratega idea una cortina de humo para desviar la atención.

Junto con el productor inventa una guerra en Albania y la transmite por televisión.

Todo mundo sigue la historia de una niña que huye de las bombas con un gatito en los brazos.

Un soldado estadunidense la rescata y se vuelve un héroe.

Nadie se acuerda ya del escándalo sexual.

A las pocas semanas del estreno, surgió el caso Lewinsky: la becaria que le hizo sexo oral al presidente Clinton en el salón oval de la Casa Blanca.

Días después estalló… la Guerra del Golfo Pérsico.

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