La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía @QuintaMam 

Fernando Manzanilla Prieto, “El Duque de la Manzanilla”, mintió desde el principio en aras de que el doctor Enrique Cárdenas Sánchez fuese convertido en el candidato de Morena a Casa Puebla.

Desde su hoy modesta oficina —nada que ver con las que tuvo en el pasado reciente—, el cuñado de Rafael Moreno Valle fue moviendo las piezas de su ajedrez monárquico para que se consolidaran sus planes de controlar el gobierno del estado a través del académico.

Y es que el Duque de la Manzanilla no quería que Cárdenas fuera el gobernador de Puebla.

O sí, pero con él como poderosísimo gran asesor: un asesor capaz de poner el Gabinete y controlar hasta la mente del ex rector de la UDLAP.

Algo similar quiso hacer con Moreno Valle, pero se topó con que su cuñado no estaba dispuesto a ceder un solo milímetro cuadrado de poder.

Frustrado, il Duce (se pronuncia “Duche”) se parapetó en Casa Aguayo, donde se desempeñaba como secretario general de Gobierno, y se puso a preparar el ascenso al poder.

En sus planes estaba apropiarse primero de la candidatura a la alcaldía para luego saltar desde ahí a Casa Puebla.

¿Quién se le atravesó en el camino a su sueño de opio?

El propio gobernador Moreno Valle, quien terminó defenestrándolo y volviéndolo un paria en la entidad.

Hoy, vía Morena, quiso aplicar de nuevo su fórmula secreta compuesta por 70 gramos de mentira y 30 gramos de simulación.

Volvió a fallar.

Acompáñenme a ver esta triste historia.

Pasen y lean:

Originalmente, Enrique Cárdenas no tenía en la cabeza la idea de ser gobernador del estado.

Se conformaba con ser senador de la República.

Eso quería.

Para eso se estaba preparando.

El Duque de la Manzanilla le sorbió el seso poco a poco y le fue metiendo una ambición insana.

Junto con Julio Scherer Ibarra —y la operación de otro Scherer: Hugo—, lo convenció de que no había nadie como él para gobernar la entidad.

Luego, inició su cadena de mentiras.

Al senador Miguel Barbosa y al diputado federal Alejandro Armenta les dijo que Andrés Manuel López Obrador ya había tomado la decisión de que el académico fuera el candidato.

Barbosa le creyó tanto que hasta anunció en una rueda de prensa que no participaría en la célebre Encuesta AMLO.

Su fin era no enrarecer la decisión tomada.

Ese mismo día lo citaron en la sede del CEN de Morena.

Una vez ahí, le preguntaron sus razones para abandonar la contienda interna.

Su respuesta fue una:

—Dice Fernando Manzanilla que Andrés Manuel ya determinó que Enrique Cárdenas sea el candidato. No quiero ir en contra de su decisión.

—Andrés no ha tomado decisión alguna. Manzanilla miente. No te salgas de la puja —le dijeron.

Fue así como Barbosa regresó y volvió a moverse.

A través de uno de sus peones en la prensa poblana, il Duce (se pronuncia “Duche”) mandó una señal en forma de manotazo: “¡No se hagan bolas! El bueno es Cárdenas”.

Barbosa siguió ganando adeptos.

Vino entonces la encuesta que terminó ganando.

Desesperado porque su proyecto se venía abajo, el Duque de la Manzanilla empezó a organizar desplegados para tirar a Barbosa.

Y más: orquestó una campaña brutal en la prensa para evidenciarlo como aliado de Moreno Valle.

Hasta el cierre de esta columna, il Duce (se pronuncia “Duche”) sigue conspirando: busca meter dudas sobre la encuesta que ganó el senador.

Cárdenas, en tanto, luce inconsolable.

Y cómo no si fue usado estúpidamente para coronar intereses ajenos.

El Duque lo usó, lo desprestigió y lo tiró.

Hoy, con sus credenciales académicas sensiblemente dañadas, volverá a su cubículo.

Pero viene la otra guerra intestina.

El Duque de la Manzanilla buscará ser el candidato de Morena al Senado.

No sabe que le espera lo peor.

Y es que Alejandro Armenta tiene más peso en el estado para quedarse con esa posición.

Los agravios que el Duque ganó jugarán en su contra.

Y aunque sus peones proclamen que él se quedará con el escaño, lo cierto es que tiene todo para ser arrasado.

¿No sería mejor que buscara su reino en una modesta candidatura a diputado federal?

¿Qué lo mueve a no hacerlo?

¿La sombra de la derrota acaso?

El Duque mueve sus piezas.

Ya sacrificó a su rey en una partida anterior.

¿Volverá a ser rehén de su ambición insana?

 

Dante Delgado en Puebla 

El dirigente de Movimiento Ciudadano, parte estratégica del Frente que constituyen además el PAN y el PRD, estuvo el viernes en Puebla en una gira armada por Fernando Morales Martínez, líder de MC en la entidad.

Tres cosas llamaron la atención: la notable convocatoria que tuvieron los actos, las generosas expresiones de Delgado para el gobernador Tony Gali y Rafael Moreno Valle, y los mensajes subliminales que estuvieron presentes a lo largo del recorrido.

Sólo un niño de seis años no habría percibido el músculo del poder.

(Ya habrá ocasión para abundar en dichas claves: claves que dan luces sobre lo que vendrá en el futuro inmediato).

Por lo pronto, los datos duros: más de cinco mil personas estuvieron en los mítines de Puebla, Tepeaca, San Pedro Cholula, el acto de la Fundación México con Valores y la comida con empresarios en el Centro Mexicano Libanés.

En San Pedro, Dante Delgado —un político profesional dotado de una personalidad apabullante—dejó en claro que ese municipio es y seguirá siendo de Movimiento Ciudadano, y que ningún paria llamado José Juan Espinosa es necesario.

Fernando Morales, hay que decirlo, volvió a demostrar de qué está hecho.

Y es que en sólo 45 días resucitó un cadáver que flotaba en las hediondas aguas del Río Atoyac.

 

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