La Quinta Columna 

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Uno de los puntos centrales de la reunión que el presidente Peña Nieto sostuvo el domingo pasado con los aspirantes priistas a Los Pinos  fue que ninguno de ellos se enteraría por los periódicos de su decisión.

En otras palabras: él, y sólo él, les informaría quién es el elegido para que sea el candidato del PRI.

El tuit que subí al filo de las cuatro de la tarde de este domingo —doblado de un mensaje en Facebook— tiene todo sentido.

En pocas palabras escribí:

“Osorio Chong sabe que la decisión no le favorece. PUNTO. Ha empezado a agradecerles a sus amigos del proyecto su participación. PUNTO. Su tono es conciliador. PUNTO.”

Fuentes que pidieron la gracia del anonimato, pero que tienen información confidencial, le dijeron al quintacolumnista que el secretario de Gobernación había enviado un mensaje muy puntual a sus amigos más cercanos en el sentido de que la decisión del partido para encabezar el proyecto no le favorece.

Y más:

Agradecía la lealtad y la amistad de quienes dedicaron tiempo, trabajo y esfuerzo en apuntalar su candidatura.

El breve mensaje también valoraba la entrega y la generosidad durante esta etapa tan llena de pasiones.

Dentro de todo, en el mensaje había un halo de esperanza.

Y es que hablaba de que hay un largo camino por delante y, en ese sentido, toca seguir trabajando juntos con gran compromiso por el país.

(En teoría, sólo en teoría, “el país” es un eufemismo de “el PRI”).

El tono nostálgico revela que Osorio Chong fue informado este domingo por el propio presidente de la República de su decisión.

No sabemos si le dijo quién será el candidato.

Sabemos, sí, que le dijo que él, Osorio Chong, no lo será.

El trago es amargo.

Duele.

Y cómo no.

No todos los días uno pierde la posibilidad de ser candidato a la Presidencia de la República.

Horas antes del mensaje circuló una esquela en redes sociales en la que priistas anónimos le daban su más sentido pésame a Peña Nieto por la salida de miles de militantes, una vez que el candidato será alguien que carece de militancia.

El guiño macabro es obvio.

Y es para José Antonio Meade.

Si la lógica cartesiana no falla —cogito, ergo sum—, Meade será el elegido.

Pero si las cosas se llegaran a complicar, el ungido podría ser un priista que más parece panista: Aurelio Nuño.

Los astros no mienten.

(No acostumbran mentir).

Hoy por hoy el secretario de Hacienda parece ser el más visible en la puja por Los Pinos.

Y salvo que los demonios se soltaran, la decisión presidencial parece estar tomada.

El sábado, en la FIL de Guadalajara, José Narro se descartó de un tema en el que jamás estuvo.

Este domingo lo hizo Chong.

Quedan dos.

Uno —Nuño— lo tendría que hacer en las horas que vienen.

Salvo, como lo dije antes, que los demonios se soltaran.

Las fechas también favorecen a Meade.

Una: el martes 28 se nombrará al sucesor de Agustín Carstens en el Banco de México.

Y dos: el 27 es el número emblemático del presidente Peña Nieto.

El de la buena suerte.

Huele a azufre en Gobernación.

Han descubierto al hombre más viejo del mundo.

(Y no es Narro).

Los frijoles están por cocerse allá por Parque Lira.

La duda mata:

¿Qué tan leal será la lealtad tan anunciada de Osorio Chong?

Madame Bovary le juró amor eterno al doctor Bovary.

Ana Karenina hizo lo mismo con el conde Karenin.

Todos sabemos lo que sucedió con ambas.

¿Habrá un poeta llamado León o un conde apellidado Vronsky en la agenda del secretario de Gobernación?

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