La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Cosas extrañas ocurren en este país guadalupano.

Hace unos días, Cuauhtémoc Cárdenas, empleado a sueldo de Miguel Ángel Mancera, acompañó a su jefe a una rueda de prensa en la que anunció —su jefe— que continuará al frente del gobierno de la Ciudad de México y que no buscará —su jefe— ninguna otra posición en el Frente Ciudadano en el que lo único que no hay son, precisamente, ciudadanos.

No es la primera vez que Cárdenas busca vulnerar a López Obrador.

Su mezquindad lo ha convertido en boicoteador permanente de quien alguna vez fue su subordinado.

Hoy, más cerca del PAN que de AMLO, vuelve a sus antiguos pasos.

Qué lejos está del Cárdenas que en 1988 recorrió el país buscando un cambio en la sociedad.

Hoy, Diego Fernández y él casi son lo mismo.

Cuando menos ambos marchan y desfilan para el Frente panista.

En otra foto, Emilio Álvarez Icaza, frustrado compañero de ruta de Javier Sicilia y más frustrado candidato independiente, sonríe ante la cámara que retrata una reunión de adhesión con Ricardo Anaya y Santiago Creel.

Él y su otro compañero —el ciudadano profesional Alfredo Figueroa— están cada vez más lejos de López Obrador y cada vez más cerca del PAN, aunque ambos se siguen presentando como camaradas de la izquierda mexicana.

Cárdenas y estos dos personajes se han venido desdibujando cada día más y los tres viven de sus despachos de consultoría.

Uno de esos despachos, por cierto, asesora a integrantes del Instituto Nacional Electoral, quien ya máquina el fraude contra AMLO.

Nadie sabe para quien trabaja.

Ellos sí.

¿En qué momento Cárdenas decidió acompañar al jefe Mancera a su rueda de prensa en aras de que éste legitimara una posición indigna?

¿En qué momento Cárdenas decidió convertirse en el holograma de Cuauhtémoc Cárdenas?

Juan Pablo Piña Kurzcyn —ex priista, ex morenovallista, ex camachista— recordó sus tiempos de vicepresidente de la Fundación Colosio y agitó las galerías con porras y consignas ahora que su jefe Ricardo Anaya anunció que buscará la candidatura del Frente Ciudadano.

Entre los porristas se encontraban también tres finísimas personas: Rafa Micalco —el chofer de Lalo Rivera que apoyaba a Margarita Zavala—, Humberto Aguilar Coronado —ex lopezavalista y ex marinista— y un tipo apellidado Gallegos, al que le dicen el “Ratón” porque de joven, y no hace mucho, era muy pero muy ratón.

Nadie sabe para quién trabaja.

Ellos sí.

Y hasta cobran por ello.

Enrique Cárdenas de Manzanilla y sus compañeros de ruta —los ex marinistas hermanos Vélez Pliego— buscan descarrilar a Luis Miguel Barbosa, virtual candidato de Morena a Casa Puebla, y han articulado un auténtico partido de candidatos independientes.

Vea el hipócrita lector:

Hace unos días un aspirante independiente a diputado local fue convocado por estos personajes de la picaresca local para palomearlo como uno de los suyos y tratar de adherirlo a su causa.

¿Que no los independientes son precisamente eso —independientes— y no tienen que formar parte de un partido renacuajo de independientes?

Lo bueno es que el joven denunció los artilugios de esta mafia organizada a través de su cuenta de YouTube.

¿Cuántas imágenes como éstas nos faltan ver a lo largo del proceso electoral?

Una más:

El poeta Javier Sicilia, eterno becario del FONCA (y en consecuencia del gobierno de Peña Nieto), denunció en su calidad de secretario de comunicación de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, que su ex jefe —el ex rector perseguido por Graco Ramírez— fue amenazado junto con él por voces anónimas salidas de un iPhone 7 plus.

Lo curioso es que ahora nos enteramos que el poeta Sicilia es, además de becario, vocero de un ex rector señalado como responsable de diversos quebrantos por los periodistas que armaron un brutal reportaje denominado la Estafa Maestra.

Nadie sabe para quién trabaja.

El poeta Sicilia sí.

Y además cobra.

Y además es becario.

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