La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía/ @QuintaMam

La primera frase es contundente: “Cada quien pone a su puerco”.

El indignado autor es un usuario de Facebook que se cortó las venas por las primeras líneas de Templo Mayor, de Reforma, compartidas en la red social por quien esto escribe la mañana del lunes:

“HASTA los más apasionados seguidores de Andrés Manuel López Obrador se quedaron perplejos al ver que Napoleón Gómez Urrutia, el fugado líder minero, será senador por Morena.

“AL OCUPAR el sexto lugar de la lista de plurinominales, es seguro que habrá un escaño, fuero por seis años y una dieta millonaria para el capo sindicalista acusado, entre otras cosas, de desviar 50 millones de dólares de los mineros.

“MÁS de un lopezobradorista exige una explicación, pues nomás no le encuentran sentido a que haya sido postulado ‘Napito’. ¿Con qué cara, dicen, se puede criticar al PRI por tener a Carlos Romero Deschamps, si AMLO tiene a Gómez Urrutia?”.

El usuario sacó la casta y defendió a López Obrador como lo hacen miles todos los días:

“Cada quien pone a su puerco, el PRI pone a Meade sabiendo que encubrió las marranadas de Javier Duarte, por el PAN quiere competir Ricardo Anaya y Margarita Zavala sabiendo que cuando Felipe Calderón piso la Presidencia fue por apoyo del Narco, ¿así que de qué se sorprenden? Cada quien pone al puerco que mejor se le plazca…”.

Cada vez que alguien en redes sociales saca a colación a AMLO en algún tema complicado, los adictos a éste salen a defenderlo o a justificarlo.

Quién lo dijo de una manera más contundente fue, sin duda, el usuario de “cada quien pone a su puerco”.

Cosa curiosa:

Cada vez que López Obrador se refiere a los integrantes de la Mafia del Poder suelta el muy aplaudido “Cochinos, marranos, puercos”.

Hoy, una buena parte de sus candidatos a los más diversos cargos de elección popular son precisamente eso.

Esta elección se jugará entre puercos.

Puercos de un lado, puercos del otro.

Marranos contra cochinos.

Nadie debe llamarse a sorpresa:

Las cubetas de mierda ya están listas para ser lanzadas de uno y de otro bando.

O de los tres en competencia.

No ganará esta guerra el más limpio, sino el menos sucio.

Exageré:

El que menos mierda tenga al final de la batalla.

López Obrador, uno de los hombres más honestos en esta campaña, optó por llenarse de cochinos, marranos, puercos, muchos de ellos recién salidos de otros partidos políticos, en donde, faltaba más, se portaron como si estuvieran en el chiquero.

Así lo quiso quien quiere llegar a Palacio Nacional acompañado de algunos de los peores personajes qué hay en este país.

Todo esto, por cierto, me recuerda un poema brutal de José Emilio Pacheco que hoy parece definir a la clase política:

¿Por qué todos sus nombres son injurias?:

Puerco marrano cerdo cochino chancho.

Viven de la inmundicia; comen, tragan

(porque serán comidos y tragados).

De hinojos y de bruces roe el desprecio

por su aspecto risible, su lujuria,

sus temores de obsceno propietario.

Nadie llora al morir más lastimero,

interminablemente repitiendo:

y pensar que para esto me cebaron,

qué marranos qué cerdos qué cochinos.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *