La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Los adictos a López Obrador me increpan:

¿Por qué sólo escribes sobre AMLO? Queremos que analices a Meade y a Anaya.

Les respondí que hablo de López Obrador porque él va a ser el presidente de México y que, al final de cuentas, a mí me gusta hablar de hombres de poder.

Quiéranlo o no, López Obrador es un hombre de poder.

Camina como hombre de poder, grazna como hombre de poder, da manotazos como hombre de poder.

Su reciente affaire con empresarios multimillonarios a propósito del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México lo retrata de pies a cabeza.

Su manotazo no fue el de un candidato del pueblo bueno sino el de un hombre que ya se sabe en Palacio Nacional.

Por eso actúa con ese tufillo autoritario que acompaña, inevitablemente, a quienes ya ganaron el cincuenta por ciento del poder absoluto.

(El otro cincuenta por ciento lo ganará el 1 de julio).

Algo más quiere:

El control absoluto del Congreso de la Unión con sus dos cámaras:

La de Senadores y la de Diputados.

Es claro que ahora su mensaje será en el sentido de que como la Presidencia no basta para gobernar México es necesario que la gente vote por los candidatos al Senado y a San Lázaro.

Algo sabe ya sobre el Plan B del presidente Peña Nieto, sobre el que escribí el martes 13 de marzo en este espacio.

Se lo recuerdo al hipócrita lector:

“El presidente Peña Nieto ha empezado a dibujar un escenario sensato en caso de que Andrés Manuel López Obrador llegue a Los Pinos: un gobierno de coalición.

“Operadores presidenciales empezaron desde hace varias semanas a trazar una ruta crítica que lleve al PRI a mantener el control del Congreso federal.

“Para eso son básicos los aliados de otros partidos políticos.

“En síntesis: si pierde José Antonio Meade, surgirán de las penumbras los suficientes diputados federales para generar un poderoso contrapeso que evite una Presidencia Imperial.

“En otras palabras: se tratará de mantener acotado a López Obrador para que sólo gobierne de Palacio Nacional a la Plaza de la Constitución.

“Pero, claro, todo esto forma parte de un plan B.

“El plan A, ya lo sabemos, sería la consumación de una utopía: que Meade gane las elecciones —con fraude patriótico o como sea—y que López Obrador y su tigrillo se vayan mucho, pero mucho, a su rancho de Palenque”.

AMLO sabe de qué lado corren las manecillas del reloj y actúa en consecuencia.

Ya ganó el cincuenta por ciento del poder presidencial.

Va por el resto.

 

Nota Bene. A lo que escribí el martes 13 de marzo sobre el Plan B de Peña Nieto habría que sumar lo que este lunes publicó en su muy leída columna de El universal el brillante periodista Salvador García Soto:

“El presidente también se prepara para un posible resultado adverso en los comicios presidenciales, con las actuales tendencias en las encuestas, y a varios de los candidatos a diputados y senadores del PRI, sobre todo a los pluris que tienen un lugar asegurado en las Cámaras, Peña les ha llamado para darles un mensaje que a muchos de ellos les sonó a resignación: ‘Pelea con todo por las reformas, vamos a tener que defenderlas desde el Congreso’, pide el mandatario a los futuros congresistas de su partido”.

¿Coincidencia?

No.

Información.

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