La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Tarde, muy tarde, el Señor Sistema despertó de su sueño de tres meses.

Como en un relato de Kafka, el susodicho pasó al baño, se lavó la cara, se sentó en la taza, abrió el periódico y descubrió que iba muy abajo en las encuestas, y que AMLO, otra vez —como en 2006 y 2012—, iba en primer lugar.

El Señor Sistema anda en los noventa años y ya no tiene los reflejos de antes.

En ese sentido, tardó en orinar y defecar, se le durmieron las piernas de tanto estar sentado y cuando se puso de pie la ventaja de AMLO había crecido.

Se vio en el espejo y descubrió que era idéntico al senador Manuel Bartlett.

Luego salió a operar la elección como vimos en estos días.

Es decir: dio un manotazo en el escritorio —supuestamente el de Los Pinos—, instruyó a algunos columnistas para que corrieran la voz de que el Señor Sistema estaba de regreso y puso a parir chayotes a Armando Ríos Piter y a Silvano Aureoles, a quienes ordenó que se sumaran a José Antonio Meade, quien va en el tercer lugar de las encuestas.

El Señor Sistema se puso un saco de tweed al tiempo de pedir que todas las fuerzas vivas apoyaran a su candidato, pero tuvo tan mala suerte que éstas ya se habían ido con López Obrador.

Entonces dio nuevas órdenes: “publiquen desplegados, organicen campañas negras, sigan las instrucciones de Salinas”.

Así lo hicieron los escasos licenciados que aún lo obedecían.

—Es inútil —pensó—. Las cosas han cambiado.

Sintió que la vejiga le estallaba.

Entró a un baño público.

Tres gotitas salieron de su pene.

(La sensación de mear se le clavó en la mente).

Se miró al espejo largamente.

El rostro del senador Bartlett coronaba su cansado cuerpo.

Agotado, el Señor Sistema pensó entonces que una siestecita no le caería nada mal.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *