La Quinta Columna

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Cuando España estornudaba, a México le daba influenza.

Las clases políticas de ambos países siempre se han tocado, pero con guantes blancos.

Sus procesos políticos son muy diferentes, aunque siempre hay algo que los une.

Cuando la madre patria sangró por el lado de Franco, ahí estuvo el general Cárdenas para auxiliar a los refugiados republicanos.

Cuando las relaciones diplomáticas se interrumpieron, nos tuvimos que conformar, y de qué manera, con la guapísima Sarita Montiel.

Cuando esas mismas relaciones se reanudaron, les mandamos un mal chiste: Díaz Ordaz de embajador.

Duró poco, como dura una película de Boris Karloff, pero la ofensa quedó grabada.

Hoy por hoy, las historias políticas se tocan.

Vea el hipócrita lector:

El Partido Popular y el PRI viven sus peores etapas de los últimos años.

Y es que ambos pagan los platos rotos de la corrupción.

En España son más duros, pues su Poder Judicial es más rotundo que el nuestro.

Los jueces allá sí administran —con sus salvedades— una real justicia en nombre del Rey.

Los nuestros, ya lo sabemos, sólo se mueven en tiempos electorales.

El Caso Gürtel acaba de provocar un golpe delirante en el cráneo del PP.

Y es que la Audiencia Nacional acaba de darle más de treinta años de cárcel a Luis Bárcenas, ex tesorero del partido de Mariano Rajoy, que es, en consecuencia, el partido en el poder.

El golpe del tribunal abarca a unos cuarenta involucrados, pero le ha dado el tiro de gracia al Partido Popular.

Tras la sentencia de la Gürtel, SocioMétrica hizo una encuesta para el periódico digital El Español.

El resultado es brutal, pues el PP pasó en menos de dos años del 33,3 por ciento de las preferencias electorales a un miserable 16,8.

Y aquí viene la primera curiosidad antropológica:

Ciudadanos —un partido que nació a las faldas del Partido Popular y con idéntica línea ideológica: la misma música— pasó, en el mismo periodo, del 13,1 por ciento al 28,5.

¿Qué pasa en España que pasa y no pasa en México?

Que el supuesto equivalente de MORENA —Unidos Podemos—está estancado en el tercer lugar después del ya inoperante Partido Socialista Obrero Español.

Es decir, quiero decir, que en España la gente castiga la corrupción del partido en el poder votando a su clon, en tanto que en México las simpatías electorales fortalecen al partido antisistémico, aunque esto es un decir, pues el movimiento de López Obrador es en realidad un partido sistémico antisistémico.

En otras palabras:

Es el partido que matará al PRI para refundarlo.

Cuántas semejanzas con el proceso español, pues Ciudadanos hará lo mismo con el Partido Popular.

Cualquier parecido con la realidad, ya se sabe, es mera coincidencia.

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