CRÓNICA: Guadalupe Juárez

El arranque de la precampaña de Nancy de la Sierra Arámburo como aspirante a la candidatura de Morena por Casa Puebla se reduce a una conferencia de prensa organizada en un restaurante en el Centro Histórico en la que los protagonistas son dos: ella y su esposo, el diputado local José Juan Espinosa Torres.

La pareja ha llegado con dos de sus hijos, quienes posan y conversan todo el tiempo con sus padres en lo que dura el encuentro con los medios de comunicación y hasta la foto oficial, o en la imagen de los dos políticos entrando y saliendo del restaurante, la cual buscan los fotógrafos.

El inicio del proceso, que arrancó ayer, por el cual la pareja ha peleado y desafiado a quienes hasta antes de los comicios extraordinarios eran sus aliados, está lejos de las matracas y las porras, y de los discursos bajo el sol ante espectadores.

Más lejos aún de más actores políticos que los acompañen, sólo un ex líder del Partido del Trabajo que deja claro que aceptará los resultados del proceso interno. Nancy lo secunda y agrega que todos los de esa mesa, en caso de perder, se unirán al proyecto ganador.

Este domingo tampoco hay pizca alguna de reproche contra el gobierno estatal, como otros de los contendientes lo hicieron, o de confrontación contra sus compañeros.

La pareja ha guardado las formas y Nancy dice confiar en el proceso interno, dice confiar en la encuesta, aunque admite que desconoce qué medirá. “Si es posicionamiento, tengo potencial de crecimiento”, declara, al asegurar que no cree que haya preferencias o una imposición.

José Juan, sentado en la última silla de una larga mesa con uno de sus hijos en brazos, regaña a los del equipo de sonido por las fallas cuando su esposa toma el micrófono.

Desde ahí, también pide a uno de sus asistentes cortar el discurso de Zeferino Martínez, el ex dirigente del Partido del Trabajo que hoy dice apoyar a De la Sierra Arámburo en sus aspiraciones. “Siempre habla mucho”, dice, mientras con su mano izquierda simula cortar su propia garganta para indicar que el petista se ha tardado con su discurso, aunque después ríe para disimular su molestia.

Mientras, Nancy está rodeada de varias mujeres a quienes presenta como su equipo de trabajo y los posibles perfiles del gabinete que ya planea formar como gobernadora, incluido su esposo, quien de forma sarcástica antes de acomodarse para una fotografía oficial suelta que pronto presidirá el DIF.

“Lo dirás de broma, mi amor. Pero harías un muy buen trabajo en ese puesto, en el desarrollo de la familia”, agrega la precandidata.

Su broma, más tarde, se volverá una declaración más seria por parte del legislador al señalar que de ser su esposa la candidata de Morena, él renunciará a su lugar en el Congreso local de manera definitiva porque se dedicará a sus hijos.

“Ya después me voy al DIF”, reitera buscando que los reporteros que lo cuestionan suelten al menos una risa, en lo que ha significado el arranque de precampaña entre cuatro paredes, cuando los otros dos contrincantes han decidido mostrar músculo político, entre discursos y aplausos.