La Entrega
Por: Adrián Ruiz 

La llegada de Yadira Lira Navarro al Instituto Poblano del Deporte (Inpode) fue una decisión desafortunada. A la campeona mundial de karate le quedó grande el traje. Armó un equipo de trabajo con su sello principal: el despotismo. La posición de Alejandro Armenta en el gobierno poblano se desmorona.

Yadira arribó acompañada de Norberto –su esposo y quien maneja al Instituto– pregona su amplio conocimiento por su paso en la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte. En los hechos ha tomado decisiones arbitrarias, como bajar sueldos a entrenadores sin explicación alguna con el argumento de “falta de resultados”.

El ambiente laboral es cada día peor. Norberto es el mandamás de la institución y se hace lo que dice. La situación es insostenible. Tanto que los empleados recurrirán mediante escrito al apoyo del gobernador Miguel Barbosa Huerta.

La tarde de ayer se agravó la crisis con el despido injustificado de más personal. Al fisioterapeuta y su equipo les dieron las gracias sin pagarles el adeudo de cuatro quincenas. Les dijeron que el viernes les depositan.

Otro personaje con características déspotas es Oscar Nandez, gente cercana a Karina Romero Alcalá. Metió mano en el Torneo de Campeones Puebla 2019 donde participan 256 equipos de basquetbol y 320 de futbol, el cual fue estructurado en la administración pasada y sólo cambiaron el nombre, para beneficiar a los municipios afines a sus interés políticos.

Extraño e inexplicable fue el regreso al deporte estatal del cubano Oscar Gómez, pues fue pésimo su desempeño durante la gestión de Manuel Youshimatz.

Aunado a esto, el Inpode ha enfrentado problemas de liquidez para pagar los sueldos de sus trabajadores, incluso fue cortado el suministro eléctrico en el Polideportivo de Cholula, a pesar del pago puntual de cuotas de los usuarios.

Yadira Lira y su equipo de trabajo actúan como enemigos del deporte y los deportistas poblanos. Lo lamentable es que la karateca conoce los pesares que pasan los atletas para recibir apoyos. Ahora que está del otro lado de la mesa asume una postura equivocada.

Pronto se percatará de su error –diciembre– porque sus días están contados. Ella sin problema regresará al Congreso del estado como diputada. Pero su pareja sentimental y su equipo volverán al limbo. Y sobre todo qué cuentas rendirá al senador Armenta, quien la impuso en el cargo.

Al parecer sólo cumple con órdenes del senador en el sentido de correr al personal para dar cabida a la gente que lo apoyó en el pasado.