Mesa Cuadrada
Por Gabriel Reyes Cardoso

La solidaridad es un valor que honra a quien la practica. Concede y merece respeto al mismo tiempo.

Ser solidario implica corresponsabilidad es cierto, pero no necesariamente con todo lo que representa o lo que hace el destinatario de este valor que se genera solo donde hay coincidencias porque ambas partes respetan sus particulares formas de construir ideas y acciones.


Evo Morales y Andrés Manuel evidencian coincidencias ideológicas y a lo mejor proyectos políticos que pudieran ser integrados para un todo regional latinoamericano. Ser de izquierda ahora, es una expresión general que incluye muchas formas de entenderla, practicarla y
heredarla, pero no se salen de esos campos, porque, al ser muchas las formas de pensamiento, se ensanchan sus capacidades ideológicas.

Los dos son de izquierda y los dos luchan contra viejas y cansadas formas de gobernar, ahora en total entredicho y éxodo, una parte por su agotamiento y debilidad gestada en la corrupción y la impunidad, otra por el combate, ahora desde los gobiernos de izquierda popular, lo cual hacer irreversible su desaparición.

Muchos mexicanos coincidimos en diferentes espacios, tiempos y contenidos de ese universo ideológico y por eso, estamos de acuerdo en el asilo político, a un político, que allá en su nación, pudiera estar en entredicho y proceso de extinción.

Acá le concedemos el respeto a la persona y su pensamiento, lo cual no nos compromete a legitimar o justificar sus acciones de gobierno, por la simple razón de no ser bolivianos. Esto es importante porque es lo mismo que reclamamos para nosotros los mexicanos en cualquier lugar del mundo.

El debate público no debería agotarse en un sí o un no al asilo concedido. Una viejísima tradición de asilo, asiste y bien, a la política internacional de nuestro país. Tampoco debe ocuparnos
demasiado tiempo, porque tenemos una agenda política enorme, a la cual debemos dedicar todas nuestras fortalezas racionales y posibilidades de acción.

No nos perdamos ni desperdiciemos el tiempo. Acá adentro tenemos mucho que discutir, acordar y construir y nos urge reorganizar la casa mexicana, precisamente para poder seguir siendo destino solidario de todos los que, luchan por corregir o modernizar sus casas nacionales y sus métodos de decidir el interés colectivo, acordes con su propia moral y ética que les permitan,seguir siendo dueños únicos de su futuro.

Bienvenido Evo y mi deseo de que, su ausencia, contribuya mejor a que su pueblo encuentre caminos de entendimiento, paz, concordia y mejor bienestar.

Bienvenido Evo y que su estancia en nuestro país nos permita espacios generosos y honestos para compartir experiencias, de lo que se hizo bien a tiempo y de lo que no, para que su inteligencia nos ayude a no repetir, aventurar o jugar con las malas experiencias ajenas en nuestro propio país que se debate por construir nuevos caminos para entendernos y acordar mejor lo que interesa a todos.