STEM+A
Por: Raúl Miranda 

La economía de plataforma es una actividad económica y social facilitada por plataformas tecnológicas.

¿Y eso qué es?, me pregunté cuando Claudia Ivette García Romero abordó el tema al inicio de su charla la semana pasada y mencionó el concepto Platform Economy.

Resulta que se refiere a las plataformas de tecnología que sirven para producir riqueza y que son el motor principal de un negocio.

Ejemplos de estas plataformas son Amazon, Airbnb, Uber y Baidu.

Luego mencionó Gig Economy y me dije “por algo Claudia es consultora del Banco Mundial”.

El término “gig” proviene de un término acuñado por ahí de 1920 y que se refiere a las presentaciones musicales cortas, en este caso aplicado al mundo laboral; el concepto alude a los trabajos esporádicos que tienen una duración corta y en los que el contratado se encarga de una labor específica dentro de un proyecto.

La “Gig Economy” nació en Estados Unidos hace algo más de una década. Con la llegada de la crisis económica el mercado laboral sufrió una revolución de la que surgieron formas alternativas a la contratación tradicional que se conocía hasta ese momento.

Este modelo laboral podría compararse con el trabajo de “freelance” o autónomo, ya que consiste en aceptar encargos de una duración concreta y sin exclusividad con la empresa contratante.

En nuestro país, la “Gig Economy” se soporta en las herramientas que provee la Platform Economy y el auge de esta mezcla de plataformas ha sido enorme porque con su uso se puede mejorar la productividad, reducir los costos de operación de los negocios, reducir las ineficiencias en los mercados existentes, ayudar a crear mercados completamente nuevos, proporcionar flexibilidad y accesibilidad en la forma de realizar sus labores diarias de trabajo para los trabajadores y la forma de consumir para los clientes.

Los argumentos en contra de esta sinergia incluyen que pueden empeorar el desempleo tecnológico, que contribuyen al reemplazo de los empleos tradicionales con formas de empleo precarias que tienen mucho menos protección laboral, que pueden empeorar la disminución de los ingresos fiscales y que el uso excesivo de las plataformas puede ser psicológicamente perjudicial y corrosivo para las comunidades.

Pero, ¿qué tal si le sumamos a Platform+Gig Economy el componente Inteligencia Artificial y lo ponemos a trabajar en las comunidades poblanas y con ello, en vez de crecer la brecha digital, ayudamos a disminuirla?

Por ejemplo, ¿cuántos kilogramos de café puede vender directamente al público un productor de Cuetzalan?

Muy pocos, ya que la capacidad que tiene de ofrecerlo a su cliente es sólo en su pueblo o tiene que viajar a otro lugar para venderlo en las calles o casa por casa.

¿Qué tal si ocupamos alguna plataforma de la cual ya exista una idea básica para hacer venta de productos similares al café, la acomodamos para que usen uno o un grupo pequeño de productores de esa producto y empezamos a vender su café a clientes específicos?

Con esto ya estamos uniendo Gif+Platform Economy en Cuetzalan.

Ahora el componente de Inteligencia Artificial: encontremos con la ayuda de una máquina que aprenda de muchas bases de datos los mejores posibles clientes de los productores de café para que la venta del grano no sea como una aguja en el pajar que es internet y nos gastemos dinero que los productores no tienen para comprar publicidad en las redes sociales, utilicemos Inteligencia Artificial para conocer los patrones de comportamiento de un consumidor tipo de productos unitarios que gustan del café orgánico y que están acostumbrados a cobrar en línea.

Y así, además de usar Inteligencia Artificial, estaríamos apoyando al mercado local, creando economía de plataforma poblana, generando riqueza en nuestro estado y motivando que ese trabajo tradicional no desaparezca con la economía “gig”.

Todo con tecnología de punta, que es accesible, asequible y tenemos en Puebla: acá los científicos y emprendedores poblanos con su mente brillante puesta a trabajar lo podrían realizar.