En una publicación de Facebook reveló sus ingresos y trayectoria como investigador

Por: Staff 24 Horas Puebla
Foto: Archivo EsImagen

Tras tener conocimiento de una solicitud que busca indagar sobre su empleo como docente de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, hizo públicos sus ingresos y trayectoria como investigadora.

A través de una publicación en su cuenta de Facebook, la también doctora reveló que al Instituto Nacional de Transparencia (INAI) llegó una solicitud de información dirigida a la máxima casa de estudios proveniente de alguien que “codicia mi fracaso (¿o el de mi esposo?)”, escribió.

Explicó que ingresó a la BUAP en 2015, después de que en 2014 se inscribiera al concurso “Convocatoria Retenciones y Repatriaciones”,ofrecido por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

“El primer año, mi sueldo lo pagó Conacyt a la BUAP (así está en el Reglamento) y como la casa de estudios decidió contratarme, ésta me pagó los siguientes cuatro (…) Así que, como cada año, cuando la BUAP abrió la convocatoria «Concurso de Evaluación Curricular 2019» me inscribí, luego de cubrir el principal requisito: antigüedad de cinco años reglamentarios”, escribió.

Al cubrir los años requeridos, Gutiérrez Müller junto con 170 académicos obtuvieron su “contrato definitivo”, con el cual la colocaron colocaron en el nivel A, recibiendo un sueldo neto mensual de $16,822.00 (860 dólares).

La experiodista añadió que además, el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) le otorgó un estímulo mensual de 10 mil pesos (unos 530 dólares) durante tres años en el nivel Candidato, el cual es un nivel actual, pero cada tres años debe someterse a evaluación, en la que determinan si los académicos alcanzan estándares internacionales y si no es así, pierden la distinción y el ingreso pecuniario. 

Finalizó con un mensaje directo para la persona que hizo la solicitud de información y por quien reveló todos los “sinsabores y desengaños” que ha vivido durante su carrera como investigadora dentro de la BUAP y le recalcó que “el pago es malo pero tengo una certeza: si hago lo que me gusta, soy feliz. Y soy feliz, feliz, feliz”.