Foto: Especial

La doctora Ann McKee de la Universidad de Boston estudia los cerebros de fallecidos jugadores de fútbol americano en el mayor banco de cerebros del mundo, esperanzada en aprender sobre el impacto a largo plazo de los repetidos traumas en la cabeza en personas que van desde atletas hasta víctimas de maltrato doméstico.

“Durante los últimos 12 años nos hemos centrado realmente en los efectos a largo plazo del trauma en la cabeza, entre ellos lo que llamamos el trauma en la cabeza repetitivo”, dijo McKee, jefe de neuropatología en la Universidad de Boston.

El banco de cerebros de esta universidad alberga 850 cerebros humanos, la mayoría de ellos donados para investigación por ex jugadores de fútbol americano o sus familias.

La investigación de este centro de estudios es vital para aprender sobre una enfermedad cerebral degenerativa conocida como encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés), explicó McKee, la que solo se puede diagnosticar tras la muerte del afectado.

Entre los que esperan que esta investigación pueda ayudar en el futuro está Leonard Marshall, un ex jugador de fútbol americano de 58 años que brilló en los Gigantes de Nueva York entre 1983-1992. Marshall es conocido por propinar un duro golpe al mariscal de campo de los 49ers de San Francisco Joe Montana en 1990.

Montana estuvo inactivo durante casi dos años tras el golpe, producto del cual Marshall también resultó gravemente lastimado.
En una entrevista reciente con Reuters desde su casa de Nueva Jersey, Marshall dijo que después del impacto “no recuerda haberse levantado del suelo”.

Esto fue mucho antes de que la NFL adoptara su protocolo para conmociones cerebrales con el objetivo de evaluar las lesiones en la cabeza.

Marshall sufrió cambios de humor y pérdida de memoria durante años después de retirarse de la NFL al final de la temporada 1994.

Si bien algunos critican a McKee por intentar arruinar el fútbol americano, ​​ella se defiende asegurando que, por el contrario, está “tratando de salvar” a los deportistas.

“Verlos con esta enfermedad, ver sus vidas truncadas y verlos decaer a edades tan tempranas. Eso es lo que realmente me impacta. Y eso es lo que quiero frenar”, dijo.

Con información de 24 Horas El Diario Sin Límites.

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