Después del obligado receso por las fiestas decembrinas y la llegada del año nuevo, reinicio las entregas de la presente columna buscando, tal como fue al año pasado, ofrecer a los lectores una visión crítica pero fresca de nuestra realidad mexicana, abonando a una opinión pública mejor informada, menos manipulable y con mayores elementos para hacerse de una opinión independiente, propia y ciudadana.

Economía

Si bien los datos económicos publicados por el INEGI esta semana corresponden a los últimos meses del 2019, permiten conocer las tendencias con las que cerró el año pasado (annus horribilis) y prever aquellas con las que tendremos que lidiar en el 2020.

En este sentido, la actividad industrial es un foco rojo que el Gobierno Federal se niega a ver o admitir.  Como dijera el “Mago” Septién “al final sólo queda la frialdad de los números“ y estos no son nada alentadores: de acuerdo con el INEGI, al cierre de noviembre de 2019 la Producción Industrial retrocedió -1.7% respecto a noviembre de 2018.

Los sectores que muestran el mayor retroceso en el comparativo anual son el sector de la construcción, que se redujo -3.2%, y las manufacturas, que lo hicieron -2.2%.  Dentro de las industrias manufactureras, se registraron caídas anuales de -19.1% en fabricación de maquinaria y equipo; -8.7% en fabricación de productos mecánicos; o de -6.5% en la fabricación de equipo de transporte, incluidos los vehículos y las autopartes que se producen tanto para consumo local como para exportación.

Con el acuerdo entre el CCE y el Gobierno Federal en materia de infraestructura, se espera algo de recuperación en el sector de la construcción.  Sin embargo, las expectativas no son halagüeñas ni para la industria, en lo general, ni para el sector automotriz, en lo específico.

En el caso de la industria, mientras no se revierte la crisis de confianza que se generó con la cancelación del aeropuerto de Texcoco, es difícil recuperar la Inversión Fija Bruta o IFB (lo que se efectivamente se gasta en construcción, maquinaria y equipo tanto local como importado) que al 3er. Trimestre de 2019 estaba -6.4% por debajo del mismo Trimestre de 2018. 

En el caso de la industria automotriz, la caída en las ventas locales no es buena señal.  La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) aseguró que el mercado interno local enfrenta una “crisis profunda” con 29 meses de caída continua; de enero a octubre de 2019 con una disminución de -7.7% respecto al mismo lapso de 2018 (88,24 unidades).

Lo verdaderamente preocupante es la caída en las exportaciones y las repercusiones que el T-MEC pueda tener en el sector ante la pasividad de la Secretaría de Economía Federal.  Las exportaciones mexicanas de vehículos cayeron alrededor de un 3.4% el 2019, con 3.33 millones de autos enviados al exterior, lo que significó su primera baja en una década.

Valga recordar que México dejó de depender estructuralmente de las exportaciones petroleras cuando, por la vía de la industria automotriz, nos convertimos en el taller del mundo para ensamblar vehículos y hacer las autopartes que se utilizan en las líneas de ensamblaje de todo el mundo.  Con un Pemex hundido (pese a las carretadas de dinero que le está metiendo el Gobierno Federal pero sin solucionar nada) y un sector automotriz en la lona ¿quién va a alzar la mano por la industria nacional?

Política

A aquellos despistados que hablan del liderazgo mexicano en Latinoamérica, les tengo una noticia: si alguna vez se tuvo, ya se perdió.  Tan solo vean las (nulas) reacciones del resto de los países latinoamericanos frente a las amenazas del Presidente Trump a México o la falta de apoyo en el reciente encontronazo diplomático con Bolivia.  El costo de un Ejecutivo que desprecia al entorno internacional, que no viaja y no teje alianzas con otros países, dejando al país sin aliados que “encarezcan” enfrentar a México.  Para colmo de males, los aliados ideológicos de la 4T (Cuba y Venezuela) no sólo no tienen peso: el poco que tienen, no lo usan para apoyar a México.

Hoy estamos solos frente a Trump.  Con todo lo que eso implica.

Otros Pecadillos

Este 2020 nos recibió con el fallecimiento de Don Enrique Montero Ponce quien, más allá de filias y fobias, fue la pluma y la voz por medio de las cuales generaciones de poblanos nos enteramos del acontecer diario de nuestra ciudad y nuestra entidad.  A Don Enrique tuve la oportunidad de conocerlo y tratarlo cuando, como servidor público tanto estatal como municipal, acudí a su noticiero (le encantaba comentar las ferias del empleo, que estaban a cargo de mi equipo).  Posteriormente, y ya semi retirado él y yo fuera del gobierno, coincidimos en el vapor del Centro Mexicano Libanés donde, más allá de su edad, nunc dejó de otorgarnos ese trato humano y amable por el que los recordaremos quienes tuvimos la oportunidad de tratarlo.  Abrazo fuerte para su familia, amigos y colaboradores.