Morena se convirtió en el lobo de Morena y eso ya quedó visto tanto a nivel nacional como local, donde varios grupos y facciones se disputan la hegemonía de esta fuerza política, pero sobre todo buscan deshacerse de todo aquel correligionario que pueda ser peligroso, adelantando por mucho los tiempos rumbo a 2021.

Por algo se dice que quien no conoce la historia, tiende a repetir los mismos errores y al parecer Morena busca reproducir los mismos patrones de conducta que dieron al traste con el PRI y con el PAN.

Estos patrones de conducta, conocidos como canibalismo político, al parecer se han reproducido en Morena, partido que vive una lucha adelantada entre grupos rumbo a 2021, lo que ha divido a este instituto político, tanto en Puebla como a nivel nacional.

Una de las pocas cosas en las que sí ha cumplido el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, es en la promesa de no meter las manos en este instituto político, lo cual ha resultado grave, pues ha dejado a la deriva a las más diversas corrientes, las cuales sólo tienen dos cosas en común, su hambre de poder y converger en torno a la figura de su caudillo.

En Puebla esta lucha entre facciones, las cuales buscan posicionarse rumbo a la próxima elección, ha provocado un enorme desgaste en la marca Morena, la cual en 2018, año de las elecciones presidenciales, tenía una clara ventaja sobre el PAN de 40 puntos, mientras que ahora es sólo de 10 puntos y con tendencia a la baja.

Lo que los morenistas no se han dado cuenta es que ellos mismos están acabando con su marca, la cual era el principal sostén de sus aspiraciones de mantener el control sobre los principales municipios de la entidad y sobre todo el Congreso local, clave para la gobernabilidad de la administración estatal barbosista.

Las principales víctimas del golpeteo político han sido la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, a quien buscaron en todo momento minar para alejarla de la posibilidad de la reelección; y por otro lado, el superdelegado Rodrigo Abdala, al cual también hicieron papilla para dejarlo fuera de cualquier posibilidad de aspirar al Charlie Hall o a Casa Aguayo.

Cabe señalar que tanto Claudia Rivera como el propio Rodrigo Abdala pusieron mucho de su parte para ser flanco del fuego amigo, en parte por su inexperiencia, pero también por algunos errores cometidos, los cuales han sido maximizados por sus adversarios políticos.

El desgaste de las malas administraciones emanadas de Morena, pero sobre todo el tema de la inseguridad que colocó a la capital en el primer lugar en materia de percepción por parte de los ciudadanos, encendió los focos rojos tanto en Casa Aguayo como en el Charlie Hall.

Y es que al parecer tanto el gobernador como la presidenta municipal al fin se dieron cuenta de que ya se dañó la imagen de Morena como partido, ente que cada vez pierde más la confianza de los ciudadanos, quienes no ven el cambio prometido.

La lucha fratricida entre las diversas tribus ha traído también reagrupamientos, los barbosistas a los cuales se sumó ahora el senador Alejandro Armenta, quien abandonó a Claudia Rivera para hacer las paces con el gobernador del estado; los lujanistas con la alcaldesa capitalina y el superdelegado Rodrigo Abdala a la cabeza; y ahora los manzanillistas, quienes siguen al que fuera secretario de Gobernación, Fernando Manzanilla.

Lo cierto es que esta lucha interna ya dejó como consecuencias el desgaste de una marca política, la cual aún se sostiene en niveles altos de popularidad por la figura del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, quien mantiene niveles de aprobación aceptables, aunque perdió ya alrededor de 20 puntos desde su victoria en junio de 2018 a la fecha.

EL ENCUENTRO BARBOSA-RIVERA

El sábado el gobernador Miguel Barbosa y la alcaldesa capitalina Claudia Rivera tuvieron un encuentro para hablar del tema de la seguridad y cómo trabajar de manera coordinada para bajar la percepción ciudadana sobre este asunto.

Y es que por fin ambos personajes se dieron cuenta de que el problema los va a afectar electoralmente hablando rumbo a 2021 y que es la marca Morena es la que va a salir muy afectada si es que no se toman medidas inmediatas y se trabaja de forma coordinada.

Dejar sola a la presidenta municipal para enfrentar el problema no es una buena medida y al menos al gobernador ya se dio cuenta.

Por un tiempo el G7 y los dos nuevos traidores que se sumaron a este grupo se van a tener que esperar a dar el cabildazo, porque la alcaldesa Rivera Vivanco compró nuevamente tiempo luego de su reunión con el gobernador Barbosa, quien además tiene bien calificado al equipo de Comunicación Social de la presidenta municipal.

MANZANILLA Y EL REGRESO A SAN LÁZARO

Quien ya hizo maletas para regresar a ocupar su curul en San Lázaro es el ex secretario de Gobernación, Fernando Manzanilla Prieto, quien se suma al grupo parlamentario del Partido Encuentro Social en calidad de vicecoordinador de la bancada.

Y es que Fernando evitó comprometerse de tiempo completo como lo exige la coordinación y prefirió estar libre para moverse a sus anchas alternando el trabajo en la Cámara de Diputados y Puebla.

Manzanilla trabajará en San Lázaro y a la par estará en Puebla capital y el interior del estado en busca de consolidar su proyecto rumbo a 2021. Es cuanto.

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