Extrabajadores petroleros revelan en entrevista que el modus operandi de los huachicoleros requiere de habilidades que sólo un empleado de pemex conoce a detalle

Por: Mario Galeana

El cinturón de robo de hidrocarburos en el estado y el poder que los huachicoleros han alcanzado en él no podría entenderse sin la colusión de los tres órdenes de gobierno y, sobre todo, de Petróleos Mexicanos (Pemex).

La empresa petrolera cuenta con un sistema supervisorio satelital conectado a sus oficinas centrales, con el cual puede detectarse cualquier tipo de fuga de hidrocarburos.

Además, para poder robar combustible de las arterias de Pemex, explica Severiano Osorio Vázquez, quien trabajó 25 años para la empresa petrolera, se necesita información precisa que permita localizar el ducto y alta tecnología para poder perforarlo.

“Sólo los trabajadores de Pemex saben a ciencia cierta dónde encontrar los ductos.

Además, constantemente se habla de un cuarto de control, en donde hay un sistema supervisado vía satélite por donde se detectan fugas. O sea que, o hay gente metida en el robo, o simplemente el sistema no les funciona”, apunta.

Osorio Vázquez, ingeniero petrolero jubilado, añade que la perforación de los ductos implica conocimiento específico acerca del empleo de maquinaria, como Tapping machine, capaz de “realizar cortes en frío”.

La presencia de huachicoleros o ladrones de combustible ha crecido a la par en que Pemex disminuyó los protocolos de vigilancia y seguridad en torno a los ductos, añade Mario Galicia Yepes, quien trabajó para la industria más de 36 años.

“Antes había una supervisión, había seguridad, policía dedicada sólo para cuidar los ductos. Y hoy ya no. Incluso, los que reparten las pipas de combustible facturan dos o tres veces el mismo producto”, añade el integrante de la Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros (Untypp).

Para los extrabajadores, Pemex ha utilizado la problemática del robo de combustible para acreditar los números rojos que ha reportado durante los últimos meses.

“Con la capacidad de las refinerías debería ser suficiente para no tener que importar gasolina. Sin embargo, están achacando que el robo de combustible disminuye la disponibilidad del mismo.

“La producción de las refinerías debería dar hasta 700 mil barriles diarios; la demanda en el país ronda los 800 mil barriles. ¿Por qué no sólo se importan 100 mil, y no los 600 mil que se importan diario?”, cuestiona Galicia Yepes.

La proliferación de tomas clandestinas ha conformado un cinturón que abraza a la entidad poblana, donde han quedado inscritos los municipios de Acatzingo, Tepeaca, Quecholac y Palmar de Bravo.

En este último se han registrados enfrentamientos entre los llamados chupaductos y elementos de las fuerzas castrenses; el más reciente se registró el pasado 20 de enero. Además, el número de tomas clandestinas detectadas fue de 49 en los primeros nueve meses de 2015.

Las autoridades de los tres órdenes de gobierno guardan, a su vez, responsabilidad en el alza del delito. Los tentáculos de los huachicoleros alcanzaron, en julio de 2015, al director general de la Policía Estatal de Puebla, Marco Antonio Estrada López, quien fue detenido por el Ejército Mexicano por presuntos vínculos con las bandas dedicadas al robo de hidrocarburos.

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