Por: Neftalí Coria

 

Para este 2016 he sido invitado a participar al Encuentro de Poetas de Mundo Latino que será en las ciudades de México y Aguascalientes del 25 de octubre al 2 de noviembre. Siempre sucede que la participación en un evento de esta naturaleza da gusto porque el acercamiento con otros poetas es una oportunidad de reconocer puntos de vista nuevos, obras distintas y miradas distintas hacia la poesía. Esta reunión de poetas, antes tenía su sede aquí en Morelia, pero ya no. Tanto las razones como los funcionarios que lo desterraron, no importan; el olvido los está alcanzando y lo que se recuerda son los beneficios que la poesía dejó a los ciudadanos, porque son muchos y nutridos.

En uno de esos años, cuando Morelia era sede del Encuentro de Poetas de Mundo Latino, yo estuve en la organización del evento, y con el poeta Marco Antonio Campos, mientras caminábamos por la ciudad, como le gusta hacerlo cuando nos visita en esta ciudad el traductor de Rimbaud y coordinador de tan añejo Encuentro. Planeamos colocar poemas en algunas de las esquinas más bellas de la ciudad, alguno de los dos dijo.

–Una selección de poemas escritos por poetas mexicanos– otro de los dos afirmó.

Mientras seguimos caminando, imaginábamos los poemas viviendo en las esquinas de la ciudad, en las plazas, en las calles rectas, en los jardines; quizás López Velarde, imaginábamos, y yo pensaba  en algunos de los sentidos poemas de Tomás Rico Cano. En “La ciudad de la poesía” como sería nombrada, planeábamos los lugares donde se colocarían los poemas; sitios donde se llevarían a cabo permanentes actividades poéticas y sobre todo actividades con niños, porque es una pena que los niños no estén cerca de la poesía por ninguna de sus aristas y porque hasta donde entiendo, a lo largo y ancho del sistema educativo, no hay sitio para que los mexicanos aprendan y comprendan la poesía. No se puede amar lo que no se conoce y lo que nunca se descubrió como una oportunidad también de conocimiento. Nuestros planes fueron más allá. Marco Antonio hizo la selección de poemas, que además sería un libro que la ciudad ofrecería como guía a ciudadanos y visitantes. Nada. No sucedió porque el resto de ese proyecto no se llevó a cabo, porque se la sede del Encuentro se perdió por negligencia y desprecio a la poesía. El Encuentro de Poetas lo toma Aguascalientes donde sigue en buena forma y al parecer muy sano; Allá se colocó un poema de Víctor Sandoval en la plaza principal de la ciudad y –al menos la primera vez que asistí– fue un Encuentro con mucho público y sumamente dinámico.

Pero vuelvo a la tarde aquella donde se planeaba la colocación de poemas –tal vez en placas metálicas, o qué se yo– por el Centro histórico de la ciudad, donde cada poema se pudiera leer y aquellas palabras se volvieran un “objeto” más para la convivencia urbana. Porque eso debe suceder con la poesía; la poesía debe ser un factor para la convivencia, para que en torno a ella, puedan los hombres comprender lo que las palabras reunidas en el mayor sitio donde vive la armonía que es el poema, puedan descubrir aquellas verdades que la poesía ha labrado. Y creo profundamente en que el gobierno debe proveer por diversos cauces, para que los ciudadanos puedan convivir con la poesía y mediante su presencia en los sitios públicos, es una muy buena manera. Aunque también imagino poemas inscritos en un bosque donde caminando pueda verse el poema. Y así llegamos a pensar en un programa de versos en las paradas de camión, en espectaculares, carreteras, etc. (pero todo es caro, todo era imposible por el dinero y nada vale tanto como los espacios publicitarios). Ninguna de nuestras ideas se logró llevarla a los hechos. Aquella idea que tuvimos con Marco Antonio Campos, se escuchó muy bien y fue elogiada por un gobernador, pero fue todo y nunca fue más allá, porque antes que llegara a la presupuestación, quedó en sonoro carpetazo. Bonitas ideas, diría cualquiera.

–Sale muy caro–– me lo dijo un día un funcionario.

No dije nada, porque ellos piensan que lo caro y lo barato en el servicio público se mide con dinero. Y nunca piensan que el beneficio no son monedas de cambio, por el contrario, ellos quieren que los beneficios –que están obligados idear y a darle a la sociedad–, se vuelvan votos a cambio, como lo piensan los partidos y en eso cifran su pobrísima filosofía.

Hace días leí en los medios que un funcionario de gobierno en turno, declaró que hacía gestiones para traer de nuevo el Encuentro de Poetas de Mundo Latino a Michoacán. Mi alegría fue inmediata cuando leí la cabeza de la nota. “Ya no tendré que viajar”, pensé. Falsa alarma. Después de leer las declaraciones dignas de Cantinflas, decayó mi alegría. Aquel declarador, no tenía la más mínima idea de la magnitud de lo que estaba diciendo. Si un ciudadano de buena voluntad hubiera declarado aquello, lo entiendo y comprendo que debe recibir orientación y educación sobre la gestión cultural, pero si quien dice estar gestionando para devolver a la ciudad tan importante evento, es el Secretario de Cultura del Estado y no advierte la magnitud de un evento internacional y ni siquiera atina a qué institución y funcionarios dirigirse, no debe ser motivo de risa, sino de indignación, porque insulta a la ciudadanía que cree en las palabras de autoridad.

 

 

 

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