Amenaza PRI a alcaldes

 

Temerosos, contrariados y un tanto desesperados porque la campaña de Blanca Alcalá Ruiz nada más no levanta, los integrantes del Comité Directivo Estatal del PRI comenzaron con sus marrullerías harto conocidas. El primer flanco de ataque son presidentes y expresidentes municipales del tricolor que apoyan al abanderado de la coalición Sigamos Adelante, Antonio Gali. Lleva a cabo la coacción y presión la secretaria general Rocío García Olmedo, quien visita a los ediles, sobre todo del distrito 13 local, para ordenarles que no se equivoquen y mejor apoyen con todo a la abanderada priista o tendrán problemas con sus cuentas públicas y que procederá contra ellos la mismísima Auditoría Superior de la Federación (ASF).

Los primeros amagados fueron el edil de Chigmecatitlán, Hilario Rangel Ramírez, y el ex edil de Atlixco, Eleazar Pérez Sánchez, quienes manifestaron públicamente su adhesión al proyecto galicista.

Obvio, la trampa no ha tenido ningún efecto porque los alcaldes saben que quien les revisa las cuentas públicas no es la ASF sino la Auditoría Superior del Estado, que depende del Congreso local.

Parece que García Olmedo tampoco sabe que hay una investigación, hecha con absoluta secrecía, sobre el desarrollo de obra pública en la región de Atlixco, en la que se encontraría involucrada con funcionarios de la Sedesol. ¿Será?

 

Mal y de malas

 

Si la candidata del PRI a la minigubernatura, Blanca Alcalá, realmente quiere ganar, debe hacer cambios profundos cuanto antes en su equipo. Su campaña no termina de despegar y en los medios de comunicación existe una sola lectura: no hay orden ni claridad. Aunque algunos priistas minimizan la situación, el “sólo el círculo rojo percibe las fallas; en el interior del estado hay respaldo” parece argumento para negar lo evidente. ¿Será?

 

Oootra vez Roxana

 

La abanderda perredista Roxana Luna Porquillo demostró de nueva cuenta que su principal propuesta de campaña es utilizar todo lo que se pueda contra el morenovallismo.  El caso más reciente es la estrategia de victimización en torno a una supuesta agresión que sufrió a manos de policías ministeriales el sábado pasado. Un escándalo de esa naturaleza le permitirá captar los reflectores y una solidaridad natural por parte de la ciudadanía, sobre todo en el sector antimorenovallista. La apuesta no es descabellada y nace de la justificación de que “en la guerra todo se vale”, aunque el fondo no sea del todo cierto y se cuente con pruebas parciales para sustentarlo. ¿Será?

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