Una Novelita por entregas

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

CLVI

(La Otra Censura, circa 2004)

Betico Torrín, El Ingeniero, estaba fuera de sí desde que su hermano Aristóteles se convirtió en el candidato del PRI a Casa Puebla. Sobajado durante algunos sexenios, se creyó con el talento político necesario como para destacar con luces propias. De entrada, armó su propio war-room con el apoyo del contador Fito Acevedo, ex funcionario de Moheno Vale en la Secretaría de Finanzas. El primer sitio en el que se ubicaron fue la cafetería Los Amorosos de la 31. Ahí llegaban todos los que querían un trabajo en la futura administración. Betico personalmente los atendía.

—¿Qué o qué o qué? —solía preguntar de arranque.

—¿Qué de qué, mi Betico? —preguntaba el interfecto.

—Digo, compañero, ¿qué quieres hacer con el gobernador o qué?

—Pus lo que tú me digas, hermanito.

—No, pendejo, me refiero a qué sabes hacer o qué.

Tras dos horas de recibir gente, Betico se iba con algunos periodistas y futuros funcionarios a celebrar que vendrían seis años de whisky y claveles. Iban, invariablemente, al Vino et Cocina, al Chimichurri y a La Estancia Argentina. El hermano del candidato siempre pedía un Chivas de entrada. Luego se medio tomaba un vino. Y para cerrar la tarde pedía una o dos botellas de whisky. En su mesa se trazaban los más felices escenarios: “Ya le dije a mi carnal que a mí me ponga donde haya. (Risas). Que trabajen los pendejos. (Risas). ¿O qué o qué o qué?” (Risas).

El mundo lo dividía en dos: amigos y enemigos. Éstos eran más numerosos. Sobre ellos quería enfilar su venganza. Una tarde de tragos le pidió a Rafa Candanedo hijo, que corriera de su estación de radio –La Tropical Caliente– al “mamador” de Pepe Mondragón, conductor del noticiero matutino.

—¿Pues qué te hizo Pepe, mi Betico?

—El mamador no me saludó el otro día, compañero. ¿Somos hombres o payasos? Además a mi carnal le medio caga porque ha hablado mal de él.

La salida del periodista fue fulminante. De un día para otro. Cuando eso ocurrió, Betico le habló a Candanedo para agradecerle. Más tarde, ya en la comida del día, brindó por los nuevos tiempos del periodismo en Puebla: “Ya cayeron Vergara y Mondragón. Que otros aprendan que las cosas ya cambiaron. ¿O qué o qué o qué?”

Las leyendas urbanas sobre Betico Torrín crecieron como espuma. Hubo quien le atribuyó la súbita locura de un funcionario público que tras tomarse un whisky mató a un valet y, en consecuencia, fue bautizado por la prensa como El Matavalets. Juran que Betico le puso una pastilla al whisky del funcionario y que el destino trazó el resto.

El candidato tuvo varios reportes de sus travesuras, pero las justificó porque de “niño sufrió mucho”. Torrín contaba que él también había estado en El Hospicio Amarillas con El Bombero y Héctor Ortiz, quien a la postre fue gobernador de su estado natal. Los aún funcionarios de Malaquías Morales eran para Betico “escoria del pasado” a los que había que aniquilar. Varias veces dejó con la mano extendida a quienes estaban en ese círculo. “Mamador”, murmuraba, al tiempo de voltear a otro lado.

Los otros hermanos del candidato eran más mesurados. Renato prefería hacer negocios con constructores, en tanto que Quique Torrín buscaba hacer carrera política. Él mismo se bautizó como El Torrincito. “Soy Torrín en chiquito”, decía entre carcajadas. Era cliente asiduo del Versalles, un table cercano a Casa Puebla regenteado por El Tío. Este personaje cubría la zona Tepeaca-Puebla con antros llamados, invariablemente, Zorritas, Zorry’s y Foxy’s. Quique Torrín se volvió cliente distinguido una vez que su hermano fue ungido candidato. El Tío personalmente lo atendía y le mandaba “carne fresca de monte”: chicas recién llegadas de Tlaxcala y Poza Rica, Veracruz. Un día, El Vale, alarmado ante tanto ruido, le comentó a Torrín Mares lo que andaban haciendo sus hermanos. “Tienen derecho. Son mis  broders, Vale. Si ustedes que no tienen mi sangre los trato de poca madre, ¿por qué ellos no van a llevarse su tajada del pastel?”, respondió muy circunspecto.

(Continuará)…

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *