Tomas clandestinas, hallazgos de cadáveres, robos y balaceras son parte de la escena cotidiana en este municipio donde el campo con su cilantro quedó atrás  (segunda y última parte)

 

Por Guadalupe Juárez

Foto RICARDO RODRÍGUEZ/AGENCIA ES IMAGEN

 

Palmar de Bravo, Puebla.  Los encabezados de los periódicos regionales ya no sólo llevan las palabras robo de combustible, huachicoleros, chupaductos, tomas clandestinas. Las notas se bañaron de rojo.

El hallazgo de cadáveres, las explosiones que consumen todo a su paso, las balaceras –cuyo sonido es similar al de los rayos al tocar la tierra–, el intento de linchamiento como acto de justicia, el robo de un camión de una empresa avícola –una de las pocas fuentes de empleo en la región–, así como el secuestro de militares que intentan salvaguardar a la población es la información que  ocupa las primeras planas.

El terror y la impunidad las acompañan.

La presencia de militares en la carretera no aminora el miedo, al contrario. La fila de patrullas estacionadas frente a la Presidencia Municipal da la impresión a quienes aquí habitan de que los encargados de seguridad se encuentran en complicidad con los responsables de sembrar el terror en la comunidad.

Para los habitantes, las autoridades son responsables de que Palmar de Bravo figure en los diarios con notas donde no hay más que muertes y sangre, sucesos que no los dejan conciliar el sueño. Los responsables de la falta de trabajo, de las escasas oportunidades.

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“No pueden tomar fotografías”, dicen dos policías municipales. Son las 11 de la mañana de un martes y pobladores denuncian la falta de elementos de seguridad y patrullas en la zona.

“Vean cómo las patrullas están estacionadas. En lugar de que hagan recorridos y estén al pendiente de los robos que hay; se la pasan en la presidencia municipal y no salen de ahí”, acusa una de las vecinas que habita en el centro de Palmar.

El señalamiento se debe al hartazgo, a la falta de credibilidad. Relatan que a unas cuadras robaron una camioneta de una  empresa avícola,  principal fuente de trabajo en la comunidad, y del hurto a una casa en donde por poco salen linchados los delincuentes.

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Quienes están al frente del Ayuntamiento son vigilantes que, a través de sus cámaras de seguridad, dicen saber quién accede o no al municipio, o al menos a la Plaza de la Constitución, donde se ubica la Presidencia Municipal.

“Es un protocolo de seguridad, ustedes pueden tomar fotografías donde quieran, lo que pasa es que hay dos cosas: la primera es que por la delincuencia y la situación a la que nos enfrentamos ahora es complicado. Lo demás se debe a lo que pasó en Ajalpan, para evitar linchamientos de encuestadores y periodistas primero deben pasar aquí para avisarnos”, señala el secretario general de Palmar de Bravo, Gerardo Pérez Limón.

El presidente municipal no se encuentra.

 

La otra cara de la moneda

FOTOAnte el crecimiento del robo de combustible en los municipios cercanos a Palmar de Bravo, como Quecholac y Tecamachalco, la demarcación se encuentra rodeada de presencia militar y de la Policía Estatal.

Las fuerzas municipales tienen que dedicarse a garantizar la seguridad de la ciudadanía, lo demás es fuero federal, señala el funcionario en entrevista con 24 Horas Puebla.

Los pobladores no entienden de la clasificación de delitos, ellos demandan más policías. El funcionario municipal refuta: “estamos en el promedio. Hay 15 en el primer turno y 15 en el segundo, son 30. El problema es que tenemos un municipio muy grande, son seis juntas auxiliares y siete comunidades, está complicado organizarse”.

A esto se suma que de cada 10 elementos que reclutan, sólo 2 pasan los exámenes de confianza. Además de que el personal que labora en el municipio también tiene miedo  y tiende a renunciar, justifica Pérez Limón.

Otro problema que incrementa la falta de vigilancia está relacionado con el robo de hidrocarburos, también conocido como ordeña, pese a ser un delito del fuero federal, ya que una vez que hay cateos u operativos en inmuebles donde han encontrado contenedores de combustible, el Ministerio Público ordena que sea el municipio quien los resguarde, lo cual resta elementos de seguridad a los rondines.

“Para los inmuebles que debo resguardar asigno una patrulla y dos elementos; tengo un predio a cuadra y media, por el robo de un camión de aves, me dieron su custodia en lo que avanzan las averiguaciones. En esos temas tengo que asignar vehículos y elementos, entonces mi fuerza de policía se va en custodias”, explica el secretario general.

No obstante, asegura que los policías sí realizan recorridos en todo el territorio: “Yo les digo a mis policías: ‘hagan los recorridos porque la gente se queja de que no los ven’. Pero insisto en que es imposible que todo el tiempo estemos haciendo recorridos”.

La violencia incrementa en el municipio.

De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), durante 2011 se registraron tres averiguaciones previas por homicidios cometidos con arma de fuego.

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Para 2015, los casos aumentaron a 11, lo cual se traduce en un incremento en el uso de armamento para la comisión de delitos.

Los datos corresponden a lo relatado por los habitantes en cuanto a enfrentamientos entre delincuentes y elementos de seguridad, tanto miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Policía Estatal y la Municipal.

Los más afectados del fuego cruzado son los habitantes.

 

Cárteles controlan ordeña de ductos

El gobernador del estado, Rafael Moreno Valle, y el  titular de la Fiscalía General del Estado, Víctor Antonio Carrancá Bourget, reconocieron la presencia del cártel de Los Zetas en la entidad poblana donde, a diferencia de otros estados, sus integrantes no se dedican al narcotráfico, sino al robo de combustible.

De acuerdo con el diario de circulación nacional Excelsior, los cárteles controlan 90 por ciento de los ductos de Petróleos Mexicanos  (Pemex), lo cual le genera a la paraestatal una pérdida anual de 25 mil millones de pesos, declaró Asael Nuche González, director de Análisis de la consultoría Etellekt.

El especialista considera que este fenómeno hace presencia después de que el gobierno federal implementara una estrategia de combate al narcotráfico, lo que provocó la fragmentación de los cárteles Del Golfo, Los Zetas, Del Pacífico y Jalisco de Nueva Generación, los cuales se dedican al robo de hidrocarburos.

 

Inversiones dependen de la seguridad del municipio

La falta de fuentes de empleo en Palmar de Bravo ha orillado a los habitantes de la zona a dedicarse a la ordeña.

Las autoridades están conscientes de la problemática y agregan que también hay una falta de cultura de denuncia, debido a que en muchas ocasiones son los habitantes quienes se dedican a actividades ilícitas o contribuyen al compran el combustible robado, por lo cual apoyan a los criminales.

“La gente ya está involucrada (en el robo de combustible), es un fenómeno que se está dando en toda esta zona hacia Veracruz del tema de… al no tener fuentes de empleo formales al no haber fuente de trabajo…”, admite entre pausas Pérez Limón.

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El secretario general del Ayuntamiento de Palmar de Bravo –en ausencia del presidente municipal, quien negó conceder una entrevista para esta casa editorial– explicó que tras la crisis de exportación de cilantro en julio de 2015, cuando a los productores se les negó comercializar cilantro en Estados Unidos, una fundación de una cadena de supermercados los asesoró, descubrieron que el municipio figuraba entre las 22 demarcaciones afectadas.

“Palmar de Bravo es muy fuerte en el tema de legumbres. 80 por ciento del municipio depende del campo y la crisis que hubo del cilantro nos hizo darnos cuenta de nuestras capacidades”, detalló.

Con la  elaboración de un plan de desarrollo, el gobierno municipal pretende atraer más inversiones y así generar más empleo.

Una de las ventajas –señala– es la ubicación del municipio, las carretera a Oaxaca y Veracruz y un entronque que conectará a San José Chiapa, donde se ubicará la armadora de autos alemana Audi, permitiría la inversión de empresas de autopartes.

Sin embargo, el clima de violencia que los rodea no permitió que se instalaran en Palmar de Bravo.

“Ellos (los empresarios) piden el tema de seguridad. Palmar de Bravo tiene una zona muy factible para la industria, tenemos la zona de desarrollo urbano, a ver si tiene suerte que una empresa venga a invertir. Hay una interesada que se dedicaría a la colecta del PET y de todos los plásticos, pero estamos en espera”, lamenta.

Y esa espera se vuelve larga. Ahí siguen las tomas clandestinas, los asesinatos, la violencia, los militares, las balaceras,  los huachicoleros

 

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