Una Novelita por entregas

Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

CLVII

(Mi Debilidad son las Rubias, circa 2004)

A la par que Aristóteles Torrín arrancaba su campaña a la gubernatura, socios, amigos, periodistas y empresarios empezaban a hacer negocios. Hechos a un lado, varios funcionarios de Malaquías Morales terminaron convertidos en instrumentos de quien se preparaba para llegar a Casa Puebla. El titular de Obras Públicas y el de la SCT eran los más asediados. Todos los días les llegaban tarjetas del candidato pidiéndoles favores. No había límites.

Metido en la nostalgia, el gobernador Morales no paraba de visitar todo el estado. A bordo del helicóptero, acompañado de un pequeño grupo, deslizaba comentarios de asombro. No daba crédito a la ambición torrinista.

—Fíjese, licenciado –le confesaba a Juan Pablo Vergara– cuando yo fui candidato el gobernador Fraudlett no me apoyó en gran cosa. Mi equipo y yo nos la vimos negras. De no ser por El Flaco Candanedo no hubiéramos tenido ni para la gasolina.

—Qué diferencia de Torrín, don Malaquías. Él y su grupo son insaciables. Ya me imagino cómo será su gobierno.

—¿Qué le digo, licenciado? Es mi compañero de partido y, además, nuestro candidato. Bien decía el maestro Pachón: “Dale alas a las víboras y volarán sobre tu cabeza”… Le voy a contar algo a mi amigo, no al periodista: estoy muy decepcionado y arrepentido de mi decisión.

—Me imagino lo que está viviendo, señor. Tiene el síndrome de Díaz Ordaz.

—¿Cuál es ese síndrome?

—Cuenta en sus memorias que luego de descubrir cómo era su sucesor –Luis Echeverría–, todos los días al mirarse al espejo se decía “¡pendejo!, ¡pendejo!”.

—(Risas). Exactamente, licenciado. Así me siento.

La gran relación que Torrín tenía con Denrique Éger, candidato a la alcaldía, se nubló al borde de la tormenta. Los desencuentros no tardaron en darse. Torrín dio órdenes de no apoyarlo en nada. Éger respondió a esa beligerancia con ironías y cabeza fría. Eso desquició a Torrín. Una mañana, entrevistado por Arturo Sol, el candidato a Casa Puebla dijo que si en sus manos hubiera estado, el abanderado a la alcaldía sería Mario Montano y no Denrique Éger.

Las luces rojas se encendieron, Éger buscó a Malaquías Morales y presentó su renuncia como candidato. El gobernador buscó terciar. Torrín repondió que para él era mejor que Éger se hiciera a un lado. Su mentor, Othoniel Fraudlett, conversó con él y le habló de los riesgos que corría el PRI ante un colapso de esa naturaleza. Torrín accedió a sentarse con Éger en el Crowne Plaza. A pesar de ambos, se dieron las manos y, en apariencia, limaron asperezas.

Betico Torrín inició una campaña paralela con sus empleados en los medios. Quería ser candidato a diputado federal en algún distrito del interior del estado. Para eso era necesario que lo vieran. Fotos suyas encabezando mítines aparecían casi todos los días. Por las tardes, brindaba con sus nuevos amigos en sus restaurantes favoritos. No era raro que cerrara las noches en algún motel.

En una de esas tertulias surgió la idea de llevar a Torrín a España. El Sommelier se propuso para organizar la gira.

—Yo que soy casi español puedo llevarlo con algunos de mis grandes amigos: Emilio Botín, Amancio Ortega y Lucio Blázquez. También lo puedo sentar con Felipe —le dijo a El Vale.

—¿Cuál Felipe, camarada?

—Felipe, Vale. Felipe González, el expresidente de Gobierno. Ahora trabaja como asesor de Carlos, pero va muy seguido a España.

—Disculparás la ignorancia, camarada, ¿pero de qué Carlos hablas?

—De Carlos Slim, mi Vale. Uno de los hombres más ricos del mundo.

Torrín estuvo de acuerdo en la gira, pero ésta se haría para celebrar la victoria en las urnas. También quería ir a Nueva York y a Los Ángeles. Dos amigos suyos le hicieron saber que ya tenían contratados a algunos “pollitos” para que lo atendieran como Dios manda. La respuesta de Torrín los excitó: “No, compañeritos, no quiero llevar tortas a la fiesta. Quiero comerme todos los días de las giras puros pollitos europeos y gringos. No sé por qué tengo una fijación por las rubias”.

(Continuará)…

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