Deporte ráfaga se llama, requiere mucha energía y toda la velocidad. Eso tienen Yazmín, Daniel, Marcos, Johnny y Miguel Ángel, con el doble de fuerza porque, primero, deben domar el metal

Por Ángel Flores, Dulce Liz Moreno y Humberto Pérez Rodríguez

La vida les partió el cuerpo en dos. Luego, a los cinco poblanos les tejió los caminos y los retó a jugar básquet a nivel de campeonato nacional.

Van por el ascenso a Primera División. Decidieron ser atletas, además de profesionales en sus trabajos, con el medio cuerpo que debe ser triplemente fuerte porque la otra mitad, inmóvil, pesa más por el hierro y el caucho que ahora cargan. No dejan que se les cercene la vocación.DSC_3385 copia

Permiten la presencia de Ángel Flores en el entrenamiento. Dejan que al choque de fierros y rebote de balón se agreguen clics de cámara.

Espina bífida es un diagnóstico que estremece a las mamás: el bebé padece el shock que destroza la conexión cerebro-columna-médula.

Es el desajuste del cerebro que ocurre si en el primer mes de gestación no hay escudo de ácido fólico.

La familia de Miguel Ángel oyó el dictamen: con suerte, evitaría daño cerebral profundo; pero no caminaría nunca, por secuela de polio.DSC_3539 copia

Hoy, con 48 cumplidos, no necesita ayuda de nadie para vivir. Tiene torso y brazos de envidia, táctica de ráfaga y bien forjado el corazón.

Marcos ya no repite la historia del crash que lo inmovilizó una temporada larga. ¿Para qué, si el pasado no es tan importante como lo de hoy?: terapia diaria, trabajo de brazos, fortalecer todo lo que hay de la piel hacia dentro, comenzando por el alma.

Desde el accidente, su vida consiste en entrenar sin descanso.

En el juego arriesga todo; sólo cuida que la sonda no haga desastre. Es el novato. Lleva tan poco en la duela, que aún necesita ayuda del guardián silencioso que sale del fondo de la cancha. Con la gorra sobre las canas, respira hondo y hace fuerza, empareja y amarra las piernas de su hijo y lo manda a la cancha de Los Ángeles de Puebla porque, desde que lo trajo al mundo, lo educó para vencedor.

 

Driblan, tapan, y ¡cómo asisten!

Por Ángel Flores, Fotografía/  Humberto Pérez Rodríguez, Entrevistas

Quienes ven entrenar a estos cinco guerreros los felicitan porque les enumeran muchas capacidades y los sitúan en el lado opuesto a la inmovilidad. Ellos, al espejo, ven muy otra cosa: se saben con todo para salir de la Segunda

División y que Los Ángeles de Puebla vuelvan a brillar sobre Oaxaca y otros rivales. A los cinco, la palabra asistencia marca diferencia a sus días: no esperan que alguien les dé o les ayude; asistir les  significa lanzar el pase perfecto para encestar.

 

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *