El cuarto artículo de la serie Plumas Ibero presenta las alarmantes cifras, que aumentan año con año, de esta enfermedad, así como  su relación con las emociones

 

Por Guadalupe Chávez Ortiz

El Día Mundial de la Salud se celebra cada 7 de abril con la finalidad de conmemorar el aniversario de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948.

Cada año se elige un tema prioritario para la OMS. La primera celebración de este día tuvo lugar en el año 1950.

Archivo CuartOscuro
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Algunos antecedentes de años anteriores nos permitirán ubicar las prioridades que la OMS tiene respecto a la salud, en 2012 se dedicó al envejecimiento y salud; 2013 al control de la tensión arterial; 2014 se enfocó a las enfermedades transmitidas por vectores –es decir, organismos que transmiten patógenos de una persona o animal infectada a otra, generalmente son más frecuentes en zonas tropicales y lugares con problemas de acceso al agua potable y al saneamiento–; en 2015 se dedicó a fomentar medidas destinadas a mejorar la inocuidad de los alimentos a lo largo de toda la cadena, desde la granja hasta el plato.

Para este año, 2016, el Día Mundial de la Salud se enfocó en el combate a la diabetes.

De acuerdo con la Federación Internacional de la Diabetes (FID) (con datos de 2015), se presenta 1 caso cada 3 segundos. Según los últimos cálculos, más de 382 millones de personas tienen diabetes en el mundo, 86 por ciento de los diabéticos viven en países en vías de desarrollo y se estima que la cantidad alcance los 593 millones para 2035.

En México se sabe que durante las últimas décadas el número de personas que padecen diabetes se ha incrementado y actualmente es la segunda causa de muerte en el país, los datos de la Ensanut (2012) identifican a 6.4 millones de adultos mexicanos con diagnóstico de diabetes, es decir, 9.17 por ciento de los adultos en México. En este mismo sentido, las proyecciones de la OMS refieren que la diabetes será la séptima causa de mortalidad en 2030.

La carga de morbilidad de la diabetes está aumentando en todo el mundo, y en particular en los países en desarrollo. Las causas son complejas, pero en gran parte están relacionadas con el aumento del sobrepeso, la obesidad y la inactividad física como consecuencia de una vida sedentaria.

De acuerdo con los datos de Ensanut (2012), en los adultos entre los 20 y 59 años se presenta sobrepeso en 41.5 por ciento, mientras que la prevalencia de obesidad es de 31.5 por ciento. En otras palabras, 7 de cada 10 adultos presentan problemas de sobrepeso u obesidad, lo que representa un gran riesgo para este grupo poblacional.

Archivo CuartOscuro
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Los factores emocionales juegan un papel importante en el control de la diabetes, en concreto, la activación emocional en respuesta al estrés se considera uno de los principales factores implicados en la desestabilización del control metabólico en la diabetes (Aikens, Wallander, Bell y Cole, 1992).

La Universidad de Duke (2002) ha demostrado un fuerte vínculo entre el estrés y diabetes tipo 2 en individuos predispuestos. Además, en personas a las que ya se les ha diagnosticado diabetes tipo 2, el estrés puede afectar a sus niveles de glucosa (azúcar) en sangre.

En este mismo sentido, el impacto emocional que acompaña a las enfermedades crónico degenerativas, como la diabetes, es muy alto pues está relacionado con la incertidumbre que el paciente vive ante una enfermedad nueva, ante los cambios en el cuerpo, ante la modificación de hábitos de vida, el enfrentar la vulnerabilidad que vivirá el resto de su vida.

Según la Asociación Mexicana de Educadores en Diabetes son cinco las emociones que más repercuten en quienes viven con esta enfermedad: tristeza, enojo, culpa, apatía y negación.

Se estima que la prevalencia de depresión clínica es hasta 60 por ciento más frecuente en adultos diagnosticados con diabetes; además, el estrés y las reacciones emocionales negativas son mucho más comunes en ellos.

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Ahora bien el sufrimiento no sólo es de los pacientes, también de quienes acompañan cotidianamente el curso de la enfermedad, más aun cuando las condiciones de vida de los pacientes  son limitadas en términos económicos, pues los tratamientos implican un alto costo, por lo que brindar una atención de calidad es un reto para las instituciones de salud pública.

Finalmente, Ensanut (2012), refiere que, del total de personas con diagnóstico de diabetes, únicamente 85.75 por ciento atiende esta condición de salud. De ellos, la mayoría acude al IMSS (39.00 por ciento), en segundo lugar a instituciones financiadas por el SPSS (28.27 por ciento), seguido del sector privado (21.33 por ciento) y otras instituciones de seguridad social (11.40 por ciento), se desconoce si todos los pacientes cuentan con el apoyo de medicamentos y de acompañamiento emocional, pues ambos factores son de vital importancia para el tratamiento integral de esta enfermedad.

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