El grupo 24 de Mayo, que llevó al triunfo a Melquiades Morales, refrendó su apoyo a la candidata del PRI
Por: Luis Conde /@luis_cond
Fotos: EsImagen
Melquiades Morales demostró que para ser político no se necesita acarrear gente, sino saber que una convocatoria 17 años después es necesaria para demostrar que su influencia sigue intacta y ha sobrevivido 3 sexenios: el suyo, el de Mario Marín y el de Rafael Moreno Valle.
Melquiades resucitó al grupo 24 de Mayo, el mismo que creó para lograr la candidatura del PRI a la gubernatura de Puebla en aquel 1998, y posteriormente la victoria en la elección constitucional.
Allí estaban los Jiménez y Meneses, los Giorgana Jiménez, los Corte Ramírez, los Rojas Flores, los Carrasco Malpica, Los Pacheco Ahuatzin, los Rómulo Arrendo, los Quiroz Pérez, que atendieron el llamado de su jefe político.
Sí, no fueron los 2 mil compadres de Melquiades Morales, pero si 500 personas que no dudaron ni un minuto en responder a la convocatoria del ex gobernador.
El llamado fue para arropar a Blanca Alcalá Ruiz, candidata del PRI a la gubernatura corta de Puebla. Un acto que no sólo demostró la vigencia de Melquiades, sino que tapó bocas y lenguas viperinas que pretendían mancharlo con las palabras de “traición”, “simulación” o “engaño”.
Blanca, fiel a su costumbre, llegó una hora tarde al evento organizado por uno de los hombres más queridos por el PRI. Eso le impidió observar cómo el hombre “carismático, sencillo y amigo de la organización” recorrió el sillerío instalado en el salón JP en la capital poblana en un desfile cubierto de sonrisas y algunos “mi querido gobernador” y “Melquiades amigo”, porque aunque las pancartas se ilustraban con la imagen de Blanca Alcalá, el alma de la fiesta fue el ex gobernador.
A diferencia del recibimiento que tuvo Melquiades, para Blanca Alcalá no existieron las mismas muestras de afecto, cariño y respeto que tuvo él. Sólo el abrazo fraterno de los simpatizantes priistas.
El recibimiento de Blanca sólo fue percibido por los medios y minutos más tarde por Jorge Estefan Chidiac y Alejandro Armenta, ya que el resto de los asistentes estaba más interesado en saludar a su amigo y jefe.
Blanca también fue recibida por un grupo de jóvenes contratados ex profeso, que agitaban banderas y gritaban desaforados “Blanca gobernadora”.
Contrario al barullo generado por Melquiades a su arribo, la llegada de Alcalá Ruiz propició un silencio incómodo en algunos momentos, mientras la cúpula del tricolor se apretaba las manos, se daba palmadas en la espalda en señal de entusiasmo y también sonreían como si fuera el único objetivo de la tarde.
En el arranque del evento, las cámaras y micrófonos se enfocaron en torno al dirigente de la agrupación 24 de Mayo. Melquiades fue la estrella. Y por si quedaban dudas, Víctor Giorgana, coordinador de los diputados federales de la 63 Legislatura y en su papel improvisado de maestro de ceremonias, dedicó poco más de 10 minutos a enaltecer la figura a la que, según dijo, los enlistados en las filas del PRI aspiran a convertirse.
Las palabras de agradecimiento de Melquiades a la organización que revivió esta tarde formaron un escueto discurso para darle el paso al micrófono a Blanca, quien entre pérdidas momentáneas de la voz culpando al polen de un collar de flores entregado por mujeres indígenas del norte del estado, reafirmó el motivo de la reunión: hacer que la organización 24 de Mayo se sumara a su campaña.
El Discurso de Blanca y el llamado de su jefe provocaron el cambio de ánimo de los priistas ahí convocados.
“Sé que aquí vinieron de muchas partes del estado, a muchos de ellos los he saludado ya en estos primeros días de campaña, a muchos más, sé que hoy regresarán y llevarán el mensaje de equidad y unidad con ustedes. Les pido que multipliquen los votos en sus familias, con sus vecinos, en las comunidades de las que son líderes. Ustedes saben cómo ganar, los necesito para que hagamos de esto un triunfo para todos.”
Al final del día Blanca Alcalá fue rodeada de gente deseosa de un saludo, de una foto y en ocasiones, de una petición.
Sin embargo, los saludos eran para el ex gobernador. Los abrazos y apretones de manos para él no cesaron. Siguió siendo la estrella del encuentro, aunque Blanca se sumó a la luz que destellaba el astro llamado Melquiades.
“Gobernador”, le llamaban los más atrevidos. “Licenciado” aquellos que lo miraban moverse entre apretones de manos y peticiones para tomarse una fotografía con el “amigo de la organización”. Entre ellos los mismos que vitoreaban a la senadora con licencia.
Jorge Estefan Chidiac, Víctor Giorgana, Alejandro Armenta y José Chedraui Budib no hicieron atrás a la aspirante a ocupar Casa Puebla, pero sí peleaban entre los militantes por obtener la mejor fotografía al lado de Melquiades.
Del otro lado de las cámaras de los fotógrafos y lejos de los micrófonos, el cansancio se hizo evidente en el rostro de los hombres y mujeres que desde sus sillas enfiladas en el recinto se vieron impedidos de acercarse a la figura casi mítica del ex gobernador. Impedidos de hacerlo por la turba que lo arropó como muestra de admiración y respeto.
La Blanca Alcalá de los espectaculares en la ciudad se vio opacada por la presencia de “Don Melquiades”.
En el Revolucionario Institucional se demostró que a pesar de que han pasado 17 años desde aquel 24 de mayo de 1998 en que Melquiades Morales se envolvió en la bandera priista para contener por la gubernatura, hoy, sigue siendo el mejor hombre del PRI.