A los simpatizantes de la candidatura de Abraham Quiroz no les importa que éste no tenga experiencia en la política; lo que les  interesa  es que es el ungido de su líder, López Obrador

 

Por Alejandra Gómez Macchia

Fotos ARCHIVO AGENCIA ES IMAGEN

El bajo perfil es ideal para salir sin raspones de cualquier competencia o confrontación. Pero cuando se trata de una contienda electoral, lo más importante es que la gente conozca tanto las propuestas del candidato como su desempeño en cargos previos.

De Abraham Quiroz sabemos poco. Poco en el sentido político, pues no es difícil investigar su paso por la UNAM y sus actividades como académico en la BUAP.

A Quiroz, Andrés Manuel López Obrador lo colocó en la competencia por ser “un hombre honesto”. Por tener el perfil que ocupa Morena para sus candidatos.

Alguien sin mácula política. Sin cola de brontosaurio. Alguien sin un pasado dudoso o condenable.

 Los morenistas se caracterizan por su enorme brío a la hora de defender y predicar sus ideales.
Los morenistas se caracterizan por su enorme brío a la hora de defender y predicar sus ideales.

Y es que sabemos que AMLO tiene una obsesión mórbida que lo hace ser el dedo impoluto que señala a los maleantes, a los rateros, a los lacayos del poder.

Hasta cierto punto su postura es comprensible: debe ser terrible que te roben una elección. Pero aún más deprimente que, tras una intensa campaña de seis años, te haya ganado un zoquete como Peña Nieto.

Eso debe crearte muchos conflictos. Insomnio, estrés, desazón, coraje, resentimiento e infartos.

El discurso de López Obrador, que es el mismo que adoptan sus “elegidos”, funciona a pesar de estar plagado de refranes populares y de lugares comunes que se utilizan para descalificar y desnudar al opositor de una cascarita de futbol llanero, no a un candidato a la presidencia.

Hasta parece que no estuviera casado, que no durmiera con una doctora en literatura que bien podría informarle que el lenguaje es mucho más rico y más amplio que el que se aprendía con los Polivoces o con Chespirito.

“Más vale tarde que nunca”, “unos son rateros y otros son ladrones”…

Pero bueno… finalmente esos mensajes cargados de lugares comunes y de dichos populares, han permeado. El ejemplo más claro es el famoso “No lo tiene ni Obama”, que se ha vuelto toco un clásico en memes y en chistes de sobremesa.

El caso es que el discurso cumple su función: llega, permea, se reproduce. Ahora falta ver si germina.

Ese mensaje del pastor AMLO es el mismo que llevan sus discípulos en campaña. Abraham Quiroz, aunque más discreto, va en la misma ruta. El mismo discurso encendido de encerrar a las ratas que pululan en el estado. De que Morena es “La esperanza de México”.

 El eslogan “Morena: la esperanza de México” es una poderosa motivación para sus adeptos.
El eslogan “Morena: la esperanza de México” es una poderosa motivación para sus adeptos.

AMLO y la Ballena

Años  y años de trabajo, de pataletas, de sustos, de aciertos y desaciertos no han mermado la fuerza del Peje. Ahí sigue. De pie. Parece ser eterno. Un personaje de ficción.

Andrés Manuel es como el Capitán Ahab que se introduce a los mares más inhóspitos para cazar a una ballena que le arrancó la pierna. A Moby Dick: la amenaza blanca.

La obsesión de Ahab es enfermiza. Le espumea la boca cuando los miembros de la tripulación le dicen que ahí, a un kilómetro, hay un avistamiento de los famosos chorros saliendo del espiráculo de los cachalotes.

AMLO, como Ahab, salió incompleto y enloquecido de sus primeros intentos de matar a la ballena: el PRI, las instituciones, los panistas, los rateros, lo ladrones,

los pillos de siempre, son su Moby Dick. Morena es el pequeño barco ballenero, el célebre y oscuro Pequod.

. La militancia de Morena es particularmente fiel a su líder, Andrés Manuel López Obrador.
La militancia de Morena es particularmente fiel a su líder, Andrés Manuel López Obrador.

 

Los pejezombies: esos gorgojos en el frijol

Lo peor que tienen Morena y Andrés Manuel López Obrador son muchos de sus seguidores.

También los malandros conversos que creen que mudando de partido limpian su pasado acochambrado.

Estos últimos resultan ser más peligrosos que los cínicos del PRI y los doblemoral del PAN: Recordemos al matrimonio Abarca, que tan pegadito andaba y se hacía la foto a la menor provocación con nuestro “buen pastor”, el señor López.

El PRI es el cáncer de México, dice AMLO.

El PAN no sabe gobernar y no comparte con el pueblo

Ahora bien; siguiendo con el “mood” AMLO de las bromas de pastelazo, los pejezombies extremistas son los gorgojos en el frijol.

Y lo mismo pasa con los seguidores de Abraham Quiroz.

Los poblanos que van con Morena adolescente del mismo mal crónico y degenerativo.

Son los pequeños Larousse del pueblo: porque saben de todo, pero escuetito.

Son incendiarios y fanáticos.

Se desbordan si no los contienes.

Y lo más importante: suelen ser más conservadores e intolerantes que los mochos del Yunque.

 Los inscritos a Morena ponen bastante de su parte para su causa.
Los inscritos a Morena ponen bastante de su parte para su causa.

¿Quiénes votarían por Abraham Quiroz?

—Sus compañeros académicos.

—Algunos de sus alumnos más ejemplares.

—Los alumnos lambiscones.

—Otros directores y profesores de escuelas de psicología.

—Su familia.

—Algunos vecinos.

—Los que no van con el PRD y prefieren ir con Morena antes de tomar como opción B a Tony Gali.

—Muchos alumnos de FFyL y de Antropología.

—Los asiduos a vender artesanía de macramé en el callejón del Carolino.

—Los pejezombies en activo.

—Los pejezombies neonatos.

—Los pejezombies ultra radicales

—Los amigos intelectualoides de la mujer poblana de AMLO.

—Los tabasqueños de izquierda radicados en Puebla.

—Los pejezombies ilustrados.

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