Por Guadalupe Juárez
“¡Tony, Tony, Tony!...”
Al escenario sube un hombre con el cabello plateado. Hoy, su nombre es el coro de 20 mil personas. Hace una reverencia como agradecimiento a quienes lo escuchan.
Mira hacia el cielo, corre y señala con sus índices al sur. Con pocas zancadas llega al otro extremo del escenario y saluda a los del este, apunta al oeste, al norte. A todos lados.
La energía no le cabe en el cuerpo, salta, alza los brazos. Su mirada está en el cielo, susurra.

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Antonio Gali Fayad está acompañado de su familia. Afirma que las personas a su alrededor también lo son, y promete trabajar para ellos. Para los 217 municipios. Esa es la fotografía que quiere, junto a su esposa, Dinorah López de Gali y sus tres hijos: Tony, Eddy y Dinorah.

Nadie más lo acompaña. Ellos le alzan el brazo. José Luis Sánchez Solá, Chelís, presenta al candidato de Sigamos Adelante.
Lo felicita por su afición al deporte; lo elogia por su trabajo. Le reconoce por tener una familia ejemplar. Pide a quien lo escucha en esta ocasión que vote por ese hombre capaz de mantener a sus seres queridos unidos. Que ayudará a reparar el tejido social quebrantado.
Tony Gali, como prefiere ser llamado, hace una síntesis de su currículum como servidor público. Menciona la Secretaría de Infraestructura, la alcaldía; en ambas –asegura– contribuyó para el estado que hoy se ve.

TANIA OLMEDO / AGENCIA ES IMAGEN
Además del equipo de campaña, agradece a un hombre que le dio “la oportunidad”. “Un poblano que ha trabajado con el corazón y la fuerza. Gracias Rafael Moreno Valle, gobernador del estado”.
Hace seis años, el ahora mandatario estatal cerraba su campaña en el Cuauhtémoc. Meses después se convirtió en el primer panista en gobernar Puebla: había derrotado la hegemonía priista de 80 años.
Es ese presente –el gobierno de Moreno Valle– que Gali Fayad enaltece. Insiste en darle continuidad. “Yo sé escuchar, comprometerme y cumplir. Y vamos a cumplir”.
“No queremos regresar al pasado. Estamos orgullosos del presente” como en cada discursos a lo largo de 58 días de campaña.

Su voz se oye cansada. Aunque es suficiente para acusar, enérgico, que el PRI “quiere alterar la elección”. Llama “marulleros” a los priistas.
Por eso es importante que la gente salga a votar sin presiones, dice.
Luego lanza una pregunta: “¿Ustedes quieren que regrese Mario Marín?”. La respuesta es “no”. “Yo tampoco. Hay que salir a votar, con trabajo. Así es como queremos y debemos trabajar”. Pide “inundar las urnas”.

“Puebla es un estado en paz, que jamás ha presentado violencia en eleciones. Ayúdenme a ser un ejemplo. Vamos juntos”, indica.
Se ve como ganador.
“¡Ya ganamos, Dios mío!”.
Y vuelve a ser ese hombre que mira hacia el cielo, que susurra con su rostro hacia arriba.
Su nombre sigue en el aire.
“¡Tony, Tony, Tony!”.
